Page 14 - Revista Corredera 2019
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María José va informando a la prensa de todo lo que pasa respecto al caso, mientras, las instituciones le prometen hacer todo lo posible y al cabo de varios meses vuelven a comunicarle que, efectivamente, ese fémur tampoco tiene filiación con ella. Por lo tanto su hermana no estaba ahí enterrada.
El procedimiento lo que requería es
que se pusieran en marcha todas las investigaciones respecto al tema, pero
a un par de días de iniciarlo, llaman
por teléfono a María José y le dicen
que no pueden empezar la investiga-
ción porque hay un grupo nuevo de trabajadores en el cementerio que aseguran que en vez de 24 hay 25
filas en la fosa, por tanto no se estaba buscando en el lugar correcto. Sin embargo, los trozos de la caja de con-
servas donde se dio sepultura a la bebé sí que estaban donde el anciano padre había expli- cado.
María José con siete años y su hermano mayor. María José Picó un año después de su nacmiento.
La familia tuvo que tragar con esa segunda exhumación que se realizó en mayo de 2013 porque si se negaba a hacerla amenazaban con archivar el caso, pero no se quedó callada. Todos los medios eran informados de cada paso que se daba con respecto al caso y todos los vai- venes que se traían entre manos los responsables de él para no dar una respuesta clara. Obvia- mente, no se encontró ningún resto de la caja ni de la niña durante los 9 días que duró la exhu- mación. Y cuando, por fin, el caso iba a ser pa- sado al juez, la llaman y le dicen que no pueden hacerlo porque como no vivía ningún enterrador de la época no se sabe qué hizo con la cajita. Es decir, caso archivado.
Siempre había un pero, siempre había un fallo, siempre había un imprevisto y a día de hoy, María José Picó, sigue teniendo más que claro que ella no vino sola al mundo y que su hermana melliza respira y camina en algún sitio. Sigue te- niendo la esperanza de encontrarla y que por fin, baje del limbo al lugar que le corresponde, la tierra, la realidad.