Page 260 - La Libreta Gris - La otra crónica de Elche: 2008-2017
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armas del castillo, donde podrán ser apresados fácilmente y devueltos a las mazmorras de la Calahorra, donde serán castigados a aprenderse de memoria, hacia adelante y hacia atrás, el articulado al completo de la ley de grandes ciudades. Además, recibirán cada día –menos las fiestas de guardar, que será en vídeo– la visita de Pablo Ruz, que les relatará, con toda suerte de detalles y rico anecdotario, la apasionante historia del edificio y sus vicisitudes, y las familias nobles que la habitaron. Para que aprendan.
Para el caso de que las fuerzas flaqueen, la moral del grupo se resquebraje o cunda el desánimo –o las tres cosas a la vez– y la Calahorra esté en peligro de caer en manos de las huestes opositoras, Alonso prepara un plan B: está tratando de localizar a través de intermediarios innombrables a los autores del butrón del Banco Popular para que caven un túnel de similares características que conecten la fortaleza almohade con el refugio de la guerra civil junto al Mercado Central. Con la entrada tapada por un metro de asfalto y zahorra, la salida al río obstruida por toneladas de hormigón y la de las Cuatro Esquinas cegada, no hay sitio en Elche más seguro e infranqueable. Lo malo son las estrecheces y alguna que otra humedad, pero todo sea por impedir que el legítimo gobierno popular caiga en manos de las hordas opositoras. Desde el subsuelo se puede gobernar igual que desde la torre del Consell.
Mientras todos estos planes se perfilan y los proyectos se ejecutan, la alcaldesa va allanando el terreno por lo que pueda pasar. Anulado ya operativamente el pleno, ahora le toca a las comisiones, que pasarán de tener siete miembros (4 del PP, 2 del PSOE y 1 del Partido de Elche) a cuatro (uno por cada grupo ya establecido, más la edil no adscrita), aunque eso sí, cada voto computará según el número de concejales que tenga cada cual. Todo ello, asegura la primera dama, con el único objetivo de ahorrarle pagos a las arcas municipales (los munícipes cobran 84,24 euros por cada reunión de las comisiones). Antonio Rodes no se lo ha tragado y ha vuelto a subir a lo más alto de Calendura para poner el grito en el cielo, asegurando que se trata de un golpe de estado desde dentro. Lo dirá otra vez mañana en el pleno y obtendrá el respaldo del resto de la oposición, que probablemente echará atrás la propuesta popular de reorganización de las comisiones, con amenazas de recurrir a los tribunales y demás. Lo cual infundirá mayor convencimiento aún, si cabe, a la alcaldesa de que el mandato peligra y que, entre los que atacan desde fuera y los descontentos que maquinan desde dentro, lo mejor poner en marcha cuanto antes la Operación Calahorra. Ni un minuto más de demora. (28/09/14)
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