Page 276 - La Libreta Gris - La otra crónica de Elche: 2008-2017
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ampliar sus guardaespaldas por lo que pueda pasar. Toda esta situación no es sino una de las consecuencias de la sesión plenaria de este mes, un lunes negro para la política local que se ha prolongado en toda una semana, una black week, y no precisamente por las rebajas.
Cuando se suponía que Mateo iba a explicar por fin en el pleno, con pelos y señales, su actuación en el tema del sector urbanístico de Peña de las Águilas, resulta que se presenta con la consigna de que la mejor defensa es un buen ataque. Y vaya si atacó. Sacó trapos sucios de toda la oposición y repartió estopa a diestro y siniestro, además de anunciar querellas hasta contra el electricista que repasaba un enchufe del salón. La cuestión es que no explicó nada de lo suyo, ni si iba a mantener la dimisión o retiraba lo dicho en su Facebook. Tampoco la alcaldesa dio pie a los opositores a preguntárselo, porque levantó la sesión al más puro estilo ordeno y mando. Una vez más, los populares críticos –McEvoy, Polo y López– pidieron disculpas a los ciudadanos por la imagen ofrecida, sobre todo a los estudiantes que habían acudido a ver como nuestros munícipes se desvelan por el bien del pueblo y se encontraron con una algarabía de patio de vecindad mal avenida. Hasta el portavoz popular Manuel Rodríguez, poco dado a contriciones, tuvo que reconocer que su compañero no estuvo muy afortunado. Latour, que anda con remordimientos por lo de haber dejado en la estacada a sus compañeros respondones, pero que tampoco se siente del aparato, está dolido porque en el fuego cruzado de descalificaciones entre bancadas, se le acusó de intentar favorecer un ascenso de su mujer, funcionaria municipal. Lo desmintió, pero se le ve afectado por todo este cúmulo de despropósitos y, como ya no tiene que preparar las cuentas para el próximo año, se toma unos días para reflexionar si deja sus galones de teniente de alcalde antes de que se los quiten, y pasa a ser concejal raso, que seguro que así vivirá mejor. Aunque no sé si le quedarán concejales afines para subir el escalafón.
Ante este estado de cosas, no es de extrañar que el propio Fabra lanzara un mensaje claro a la alcaldesa de que arregle el gallinero que tiene montado en su grupo. Y que lo haga a base de sensatez (ver definiciones al inicio), para volver a gobernar y a trabajar en lo que interesa al ciudadano. No es tarea fácil, porque esto ha llegado a un punto, por falta precisamente de lo que el president reclama ahora, que resulta muy complicado, si no imposible, reconducir la situación. Los acontecimientos que se han sucedido en estos cuatro meses han echado por tierra el cartel que Alonso había conseguido entre la militancia del PP en la Comunitat, donde algunos la
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