Page 292 - La Libreta Gris - La otra crónica de Elche: 2008-2017
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absolutamente cartesiana; aunque haya completado en estos últimos días veinte veces el cubo de Rubik, y estar a un paso de resolver la cuadratura del círculo, la lista se le resiste y el acuerdo, mucho más.
La cosa de equilibrar las cuotas en la candidatura no es baladí, porque de la aquiescencia de las distintas sensibilidades (no hay que olvidar que Abad y Asencio sumaron más votos en las primarias que el tándem González-José Pérez) depende que la lista se someta a la aprobación de la asamblea general. O que, por el contrario, Valencia la apruebe por decreto, acogiéndose a la excepcional situación orgánica de la agrupación socialista ilicitana, regida por una gestora desde junio del pasado año. Si no hay garantías de que la candidatura obtenga al menos un 70% de respaldo de la militancia, Ximo Puig no quiere ni oír hablar de convocar una asamblea para que las finas costuras que mantienen embastado el PSOE local salten por los aires y las aspiraciones del candidato se vean dinamitadas desde dentro, hasta el extremo incluso de que no se apruebe la lista. Menuda papeleta. Pero tampoco resultaría muy presentable democráticamente que la candidatura se haga y/o se apruebe en Valencia sin el respaldo de los afiliados, algo que no ha sucedido nunca en la historia de una agrupación en la que la militancia siempre se ha pronunciado sobre las listas municipales. Claro que tampoco nunca antes había estado regida por una gestora. González apoya la celebración de la asamblea, consciente de que la aprobación a dedo enfadaría y desmovilizaría a muchos militantes, justo lo contrario de lo que persigue. Es una fórmula que se ha empleado en otras agrupaciones, en las que incluso se ha impuesto al cabeza de lista. Estamos en momentos excepcionales que exigen soluciones imaginativas, viene a ser el lema. Algunos socialistas de pro arguyen que esta situación peliaguda se hubiera evitado si se hubiese celebrado meses atrás la asamblea para elegir una nueva ejecutiva. Puede que sí o puede que no, pero lo que hay es lo que hay, y el candidato, corresponsable de este estado de cosas, tiene ante sí un reto de la envergadura del jabalí de Erimanto y el toro de Creta juntos, con el que dejar meridianamente claro si es el líder que el PSOE local necesita. Si vence y convence en este lance, sus huestes le seguirán con entusiasmo (menos los dos o tres de siempre) a la toma de la torre del Consell municipal. En caso contrario, quedará aún más cuestionado y debilitado. Mientras tanto, la alcaldesa ya ha enviado a su portavoz Manolo Rodríguez a espiar a la sede socialista camuflado de vendedor de cupones. Espera ansiosa sus reportes. (08/03/15)
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