Page 336 - La Libreta Gris - La otra crónica de Elche: 2008-2017
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nosequé futuro. Así que entons prepárate a correr un maratón pero de los de verdad, collons". Dicho lo cual aquella aparición se esfumó como una exhalación, mientras en la pulsera de actividad aparecían centelleante la hora que anunciaba la medianoche: 00.00. En ese momento la pantalla de su TV led se encendió y, tras interminables anuncios de juguetes y colonias caras (tipo cagolina heguega), apareció en la pantalla un documental de Teleelx con plenos municipales de cuando mandaban Ramón Pastor, Manuel Rodríguez y Diego Maciá. "Se aprueba con los votos mayoritarios del Partido Socialista", se oía una y otra vez en cada sesión, mientras primeros planos traslucían la satisfacción de los respectivos alcaldes por no tener que pactar con nadie para gobernar (aunque no siempre fue así en el caso de Maciá). Incluso González se contemplaba a sí mismo como portavoz de aquel equipo hegemónico, fustigando a la oposición con deleite y votos de sobra. Se le saltaban las lágrimas ante aquel pasado glorioso, que tanto añoraba y que sabía que no volvería (al menos por ahora).
Así se encontraba el regidor, presa de la nostalgia, cuando la pantalla fundió a negro y se hizo el silencio. Miró su pulserita y, oh sorpresa, volvía a marcar las 00.00 horas. Ahora era su ordenador el que parpadeaba sin control. Al instante comenzaron a aparecer páginas de Facebook, mensajes de Twitter y fotos de Instagram: "¡Men-ti-ro-so!", "No se comerá el turrón...", "¡Se va a enterar!" "¡Ha traicionado el acuerdo de gobierno!", "¡No me han llamado!", "¡Seguimos...!" y cosas por el estilo, que le metían de lleno en el presente más doloroso. A continuación, asaltó la pantalla un vídeo con sus dos aliados de Ilicitanos votando con el PP en el pleno, mientras Mireia Mollà y sus compañeros de Compromís miraban de reojo como si no fuera con ellos el asunto. "Son cosas de la participación ciudadana y la transparencia", aseguraba el edil del área, Felip Sànchez. Enfrente, en la bancada popular, Mercedes Alonso y Vicente Granero se frotaban las manos y aplaudían con las orejas (cosas de los efectos especiales, supuso), mostrando su más malévola sonrisa ladeada. Sin solución de continuidad, el vídeo en color dejó paso a una vieja película en blanco y negro, tipo expresionismo alemán, mostrando un primer plano del rostro sudoroso y desencajado de González corriendo a todo trapo. Se abrió la toma y entonces vio que le perseguía una turba, igualmente desencajada, formada por vendedores del Mercado Central blandiendo en sus manos, amenazantes, arenques ahumados, palas de mojama, patas de pollo, pinzas de centollo, matas de apio y algún que otro hueso de jamón. "¡No corras, que es peor!", gritaban unos. "¡Nos dijiste que a fin de año estaría la
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