Page 361 - La Libreta Gris - La otra crónica de Elche: 2008-2017
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dejar constancia de que el proyecto se ha parado por motivos estrictamente políticos, según subrayó Vicente Granero con su vehemencia habitual; en concreto por culpa de la compromisaria Mireia Mollà, que para el portavoz popular adjunto es el auténtico coco (el que da miedo, no el simpático teleñeco) de este asunto, y que en contubernio con los socialistas y la aquiescencia del partido de JR Pareja, se han confabulado para evitar que el proyecto impulsado por Mercedes Alonso y su equipo en la anterior legislatura se materialice y cobren con ello sus dividendos (político- electorales, ojo, que nadie piense mal). La culpa, insiste el popular, es de Mollà, que con tantas pejigueras de que si va a haber mucho tráfico, que si sobrecostes, que si no está consensuado... no busca más que parar a toda costa el asunto. "Elche se va a morir de tanto consenso", proclamó Granero, y se quedó más ancho que largo. "Ustedes lo que quieren es vendernos una moto sin ruedas y sin motor, que además no es una moto, sino un cruasán", espetó, con la energía que la caracteriza, la líder compromisaria. "Oiga, un respeto para los cruasanes", replicó el portavoz in pectore de Ilicitanos, Fernando Durá, aprovechando la ocasión para lucir la camiseta de Salvem el Mercat, como su jefa de filas, Cristina Martínez.
Mientras tanto, la algarabía aumentaba entre el público a favor del nuevo proyecto y el partidario de la rehabilitación, y el alcalde llamaba al orden por cuarta, quinta, sexta, séptima, octava y novena vez (quizás más) apelando al respeto y a las buena educación, con éxito harto dudoso. "Esto no es un partido de fútbol", advertía, ante las enfervorecidas hinchadas. Pareja insistía en lo suyo, con poco éxito, pese a estar en la presidencia: "Como no hay forma de entendernos, que vote la ciudadanía y que sea lo que el pueblo diga". Le faltó añadir: "Y que se atenga a las consecuencias".
El ciudadano Caballero, en su habitual línea de vivo sin vivir en mí, sugirió que o se hacía una cosa o la otra y que mientras, ellos, a verlas venir, por si acaso. Alonso terció también para animar a las masas y reclamar que se materialice lo que tanto esfuerzo le costó. La cosa se puso tan tensa que hasta la fibra óptica se tensó de más y los 17 espectadores que seguían la sesión en streaming se quedaron sin saber cómo acabó aquello. No se perdieron nada. Todo sigue igual. Hubo un ciudadano que fue a ver si se enteraba del asunto y que lo único que sacó en claro fue que los dos principales partidos habían defendido con idéntico convencimiento una cosa y su contraria, según estuvieran dentro o fuera del gobierno. Pero de forment, ni un gra. La prensa, animada por Granero, aprovechó para comprar a unos y otros un buen capazo de mentiras, medias verdades,
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