Page 388 - La Libreta Gris - La otra crónica de Elche: 2008-2017
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quiméricos devaneos cósmicos observando ilusoriamente el resultado del devenir de planetas, satélites, asteroides y demás cuerpos celestes, caigo en la cuenta de que las fuerzas cosmológicas también rigen la política local y tienen incluso su reflejo más allá de las estrellas (o entre ellas, al menos). Einstein tenía razón no solo en que el universo se expande sin parar –y encima, para más recochineo, se comba y se dobla a su antojo–, sino también en que todo es relativo según se mire y las gafas que lleve uno puestas. Así, en una de mis correrías extracorpóreas reparo en una galaxia elíptica enana bautizada por los científicos como Alpha Illicitanus C-3PO (ya sé, muy imaginativos no han sido en la numeración), en la que parecen regir las mismas fuerzas físicas que en la política local, como ya apuntó certeramente Isaac Newton. Resulta que en el centro hay una gran estrella refulgente, por supuesto, bautizada como Calendura R2D2 (seguimos en la misma tónica: cosas de la NASA), en torno a la cual orbitan dos planetas más o menos del mismo tamaño: PS-8 y PP-9. El primero ha logrado atraer hacia sí, merced a su gravedad transparente y participativa, a dos planetas menores cercanos (aunque en términos siderales están ambos a años luz). Se trata de CMPRMS-4 y PE-1, que pese a compartir los beneficiosos efectos de ahorrar energía mutualizando su órbita, se cuidan mucho de acercarse más de lo debido para no acabar engullidos por su campo gravitatorio y convertidos en unos meros satélites sin personalidad galáctica ni brillo propio, limitados por los siglos-luz de los siglos-luz a reflejar la luminiscencia de Calendura R2D2 sobre PS-8. Además, en su fuero interno magnético son conocedores lo que le pasó a IxE-2, ahora un exoplaneta que hace millones de años luz (o unos simples meses en la vida humana: cosas de la relatividad) se pasó de revoluciones cósmicas en su trayectoria balística alrededor de PS-8 y adquirió tal fuerza cinética que acabó saliendo lanzado hacia otra galaxia muy, muy lejana, convertido en un planetoide errante en busca de una estrella que lo cobije y le dé cariño astral. Así que lo mejor es guardar las distancias. Juntos que no revueltos, ni siquiera en la sopa cósmica. Por si acaso? acaban engullidos los tres por un agujero negro. Pero como el universo en general e Illicitanus C-3PO en particular están en constante movimiento y transformación, el telescopio Hubble ha observado –y yo mismo, desde mi visión sideral– que en los últimos millones de años luz –siguen siendo unos meses para nosotros–, otro planeta se ha ido acercado al espacio que controla PS-8. Se trata de CS-3, que aunque describe trayectorias erráticas (unas veces pasa cerca, para alejarse a continuación), tiende a aproximarse cada vez más a la atrayente órbita
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