Page 50 - Elche en guerra 1936-1939
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Elche, una ciudad en guerra (1936-1939)
en el conjunto del partido, entre prietistas y caballeristas, es decir, entre una posición partidaria de alianzas con los partidos republicanos y de participación en un gobierno de coalición a la manera del primer bienio republicano y, por el contrario, en lo que se ha llamado la bolchevización del PSOE, una estrategia más radicalizada con miras a la formación de alianzas obreras, rechazo de la “República burguesa” y, en definitiva, una posición política de firmeza (o más bien de retórica revolucionaria) para evitar la huida de militantes socialistas bien al comunismo bien al anarquismo. Y una división que no cabe entenderla como resultado de la mera confrontación entre el partido –PSOE– y el sindicato –UGT, puesto que la misma doble militancia hacía extender las diferencias en el seno de ambas organizaciones. En el primer tema votado (el acuerdo del Comité Nacional del partido –controlado por los prietistas– de declarar escisionista al periódico Claridad, órgano de los caballeristas frente al prietista Democracia, 42 socialistas ilicitanos votaron a favor del acuerdo del Comité Nacional y 65 en contra, con lo que la división interna se ponía, como en todas partes, de manifiesto. ¿Quiénes eran entonces los hombres fundamentales en la Agrupación ilicitana? Sin duda, el alcalde Manuel Rodríguez Martínez y el diputado Ginés Ganga Tremiño, ambos caballeristas, aunque el partido estuviera dirigido entonces por Juan Pomares Castaño como presidente y por el colaborador habitual de El Obrero Miguel M. Izquierdo como secretario general. La segunda votación eligió por mayoría (99 votos por 43) una Comisión Ejecutiva presidida por Francisco Largo Caballero y compuesta por hombres afines al llamado Lenin español (Julio Álvarez del Vayo, Enrique de Francisco, Wenceslao Carrillo, Luis Araquistain o el alicantino Rodolfo Llopis entre otros). La última votación sirvió para reclamar –por 102 votos contra 43– la celebración de un congreso extraordinario para “zanjar todas las discrepancias existentes en la actualidad” o, dicho de otra manera, poner el partido bajo la dirección efectiva de Francisco Largo Caballero y arrinconar las posiciones más moderadas defendidas por Indalecio Prieto.
Días después, el 23 de junio, el Grupo Femenino socialista copiaba literalmente el texto aprobado por los hombres y lo enviaba a la Comisión Ejecutiva del partido. En la asamblea del Grupo Femenino participaron 31 mujeres (de un total de 90), de las que 25 eligieron la misma Comisión Ejecutiva que sus compañeros de partido.
Por tanto, el PSOE, al margen de las estadísticas oficiales de partido, contaba con 145 hombres y 31 mujeres, al menos como participantes activos, a un mes escaso del comienzo de la guerra. Respecto al Partido Comunista, pensamos que en las mismas fechas tan sólo tendría un pequeño grupo de afiliados muy activos –el dirigente provincial Jacinto Alemañ, José Ruiz Quirant, Pascual Torres Aznar, el citado José Quirant Fuentes, Pedro Belmonte Rovira, José