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La industria textil alcoyana
La tradición manufacturera valenciana representada por la pañería (drape- ria) está perfectamente documentada desde el siglo XVI. El caso de la comarca de Alcoy es el de un distrito industrial que pasa de una manufactura a domici- lio realizada por agricultores a una industria fabril, un sistema centralizado de fábrica con obreros y obreras urbanos, que se consolidó a mediados del siglo XIX, pero que partía de una tradición artesanal que arranca, documentalmente al menos, en el siglo XVI. Joaquím Cuevas concretó dos grandes etapas en la industrialización de Alcoy. Una primera, entre la década de los años veinte del ochocientos –cuando se produjo el fenómeno ludita– y 1875, que es la etapa del nacimiento y desarrollo del sistema fabril y, con él, del capitalismo indus- trial, con características esenciales como la mecanización –del hilado, pero no del tejido– y la concentración de trabajadores y trabajadoras en fábricas. En el contexto de una coyuntura muy favorable, entre 1850 y 1880, Alcoy fue capaz de competir con la industria catalana, cuando otros núcleos fabriles españoles acabarían desapareciendo.
El inicio de la mecanización del textil alcoyano se suele situar en 1818 con la compra de una máquina de cardar e hilar a un comerciante bilbaíno por parte del gremio de fabricantes. Diez años después, en 1828 se creó la primera escue- la de aprendizaje industrial, cuando ya era una realidad extendida la existencia en la ciudad de máquinas hiladoras jenny o spinning-jenny. La mecanización del hilado se afianzó en la década de los años treinta con máquinas de hilar cockerill y en la siguiente con la mecanización completa del preparado de la lana con car- das del tipo gross. En el transcurso de veinte años, entre 1850 y 1870, se produjo la transformación generalizada de los husos manuales a los husos mecánicos: de 20.000 husos manuales en la primera fecha a más 15.000 mecánicos en la se- gunda. Por fin, en la década de los noventa del siglo XIX se instalaron máquinas selfactinas de procedencia inglesa.
Con respecto al tejido, la mecanización fue mucho más lenta. La lanzadera manual y el oficio de llançaire se mantuvieron en Alcoy durante el primer tercio del siglo XX. Fue en 1863 cuando llegaron a Alcoy los dos primeros telares me- cánicos del tipo Jacquard, pero siguió predominando la forma manual a través de tejedores asalariados, tan abundantes como mal remunerados. Por ello, el modelo alcoyano fue el de una progresiva especialización hacia tejidos baratos y de baja calidad con Andalucía, Valencia y Madrid –el ejército–, como principales clientes.
El último episodio de la mecanización lanera se produjo en las tres décadas finales del siglo XIX, con los batanes que pasaron de ser movidos por fuerza hi- dráulica a máquinas de vapor introducidas lentamente a partir de 1880. Cinco años antes, en 1875, el uso del vapor era minoritario: de 106 fábricas de paños de lana con un total de 3.802 trabajadores, sólo nueve –que concentraban el 30% de la mano de obra del sector, con más de 1.100 trabajadores– la utilizaban y no siempre de manera exclusiva.
La llegada de la electricidad a la industria textil se produjo en el siglo XX, es- pecialmente cuando el 1910 se instaló una central de la Hidroeléctrica Española, creada tres años antes.
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