Page 285 - La Libreta Gris - La otra crónica de Elche: 2008-2017
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cabezonería de la oposición no ha podido bajar impuestos, como toca en año electoral, y que tiene un par de milloncejos que no sabe en qué gastárselos. Les pide propuestas para invertir ese dinero. Algunos responsables de asociaciones al leer el remitente preguntaron: "¿Quién es Mercedes Alonso?". Tal es el desconocimiento que tienen de la primera autoridad local. Pero, pelillos a la mar, nunca es tarde para recomponer y estrechar lazos con el pueblo. Así que ha desempolvado los presupuestos participativos aunque en versión PP, con el lema: "Participa pero sin pasarte, que no soy la Ángeles Candela". Habrá quien diga que esa súbita preocupación por conocer el sentir popular (del pueblo) es cariño interesado; ella defiende que es lo que siempre ha hecho, aunque lo disimulaba. Eso sí, las asociaciones deben de ser conscientes de que no pueden pedir grandes cosas como antes: nada de centros sociales, ni fuentes ornamentales ni cubos rojos tipo Primero de Mayo. Y tampoco vale pedir que no se haga el Mercado Central, que hay mucho oportunista. Hay que pensar en cosas de rápida ejecución y presupuesto ajustado. Por ejemplo: un banco, una farola, unas petunias para el jardín y, como mucho, parchear alguna acera. El socialista Héctor Díez, secundado por la federación vecinal y su rojilla presidenta, ha dicho que esto es poco menos que un chiste, que ahora se acuerda de los ciudadanos después de no haberles hecho caso durante todo el mandato. Pero es que hasta ahora la alcaldesa no tenía dos millones de euros en el cajón sin saber qué hacer con ellos. Manolo Latour aclara a quien le pregunte que él no dice nada, que no quiere más follones. Dado que el PSOE no entra en las asociaciones ciudadanas consultadas, Antonio Rodes presentará una moción en el pleno para que ese dinero se emplee en aliviar el sufrimiento de los ilicitanos, ya sea creando puestos de trabajo o repartiendo gelocatiles. JR Pareja medita con detenimiento la situación y algo se le ocurrirá.
Mientras tanto, comienzan a aflorar proyectos municipales que van finalizando y que salpicarán estos últimos meses de mandato. Por ejemplo, las Clarisas. Después de marear la perdiz en los mandatos precedentes sobre si el antiguo convento albergaría un parador turístico, un nuevo museo de la Festa o un centro de gestión del conocimiento –nos quedamos con las ganas de saber qué era eso–, Pablo Ruz ha logrado abrirlo a los ilicitanos como centro cultural. A este intrépido profesor no se le resiste ningún baluarte histórico: ya rindió la Calahorra y la torre de Vaïllos, ahora las Clarisas... Y todo eso sin ser concejal. Se ve que no era tan difícil ni hacía falta una millonada para adecentar el recinto mercedario: bastaba con poner a trabajar
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