Page 313 - La Libreta Gris - La otra crónica de Elche: 2008-2017
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Y por supuesto, ver qué cuartos y cometidos domésticos se queda cada nuevo inquilino. En eso han estado ocupados toda la semana el nuevo alcalde, Carlos González, y sus coaligados, la compromisaria Mireia Mollà y la ilicitana más ilicitana, Cristina Martínez, con sus correspondientes correligionarios. No es fácil configurar un equipo de gobierno, y mucho menos cuando hay tres partidos con sus respectivos intereses políticos. Ya se avanzó mucho materializando ese documento con los 35 puntos prioritarios que posibilitó la investidura del candidato socialista. Pero ahora hay que llevar todo eso al día a día. Y hay que hilar fino para no arrepentirse después. Eso es lo que propugna la primera autoridad, que quiere hacer las cosas poco a poco, sin prisas aunque sin pausas, viendo pros y contras, sopesando y valorando, analizando y escudriñando, reflexionando y meditando cada paso y cada cargo. Un ritmo sosegado que no le va a Martínez, que es de más acción, de pensar menos y actuar más. Así, mientras sus otros coaligados seguían dándole la vuelta al organigrama, la exedil no adscrita ya había dado a conocer qué parcelas de responsabilidad municipal se quedaban ella y su compañero de grupo, Fernando Durá, y anunciaba a principios de semana que se ponía ya manos a la obra, que había mucho que hacer. Así, como autoproclamada nueva responsable de Deportes, llamó al presidente franjiverde Juan Anguix y se reunió con un grupo de empresarios –aquí ya en compañía de su jefe municipal– para arreglar lo del Elche CF. Y como concejal de Sanidad, anunció que batallará frente a la conselleria para que la ciudad no pierda una ambulancia del Samu –su lugar de trabajo– en verano para trasladarse a Santa Pola, ni se cierren por la tarde los centros de salud. Y que se reabra ya la piscina de Los Palmerales, que su antiguo partido cerró. Todo eso sin dejar de atender sus ocupaciones médicas. Al ritmo que quiere imprimirle Cristina al tripartito, en menos de un año están ya cumplidos del 35 puntos del acuerdo marco y hay que pactar otros 35 o 100 más. Así deberían trabajar todos los políticos en este nuevo tiempo si quieren congraciarse con la machacada ciudadanía. "Eso es el ímpetu de los primeros días", comentan algunos coaligados. Sí, sí: no conocen aún la fuerza de determinación de su compañera. Que se preparen.
Pero las prisas para el nuevo alcalde no solo le vienen de sus coaligados, sino de ciudadanos y colectivos que quieren comprobar de primera mano qué es esto de los nuevos tiempos y del ayuntamiento abierto de par en par. No hay que tomarse las cosas en su literalidad desde el primer día. Primero los grupos están viendo dónde se colocan, qué competencias van a tener, sus
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