Page 350 - La Libreta Gris - La otra crónica de Elche: 2008-2017
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cómo volvemos a una situación idéntica a la última época del gobierno del PP, cuando tras perder la mayoría por la marcha de Cristina Martínez (igual que ahora, qué casualidad), tanto se le criticó a Mercedes Alonso y los suyos por gobernar desde la junta y no desde los plenos, auténtica manifestación de la voluntad popular y tal. Ahora las cosas son diferentes, dicen, porque hay un tripartito y voluntad de escuchar y sumar propuestas de fuera. Anotado queda.
En cualquier caso, y volviendo a las matemáticas, 13 no son 14 (por el momento), y por lo tanto, la negociación con el nuevo partido coaligado no ha aportado matices muy novedosos a la acción ejecutiva local (el quién). Pareja quería competencias con algo de chicha, que le dieran cancha en el meollo de la gestión. Cuentan fuentes apócrifas que el edil popular Vicente Granero, que se camufló vestido de Calendura en lo alto de la torre de la Vetlla –hasta le tocó dar las horas un par de veces, para disimular– con el objetivo de espiar las conversaciones del reparto de competencias dos pisos más abajo, escuchó a Pareja pedir la creación de una nueva concejalía de Calzado, Granada y Panet de Figa, materias básicas en su programa (y en la economía ilicitana). Pero los otros dos socios le dejaron claro que no iban a tocar el organigrama existente a cambio de un único voto, que les dejaba igualmente en minoría y ni tenía la llave del gobierno ni de ná. "Entonces, Empleo", propuso. "Tampoco", le contestaron al unísono. "Así no avanzamos en el cómo ni el quién ni en el dónde, y no digamos en el porqué...", se quejó amargamente Pareja. Cariacontecido y contrariado por la escasa empatía de sus nuevos socios, empezó a rebuscar en el cajón de las competencias que habían dejado los dos Ilicitanos. Pero mientras sopesaba con qué se quedaba, apareció el socialista Pepe Pérez, metió mano en la caja y se llevó de sopetón las de Seguridad Ciudadana, Emergencias y Bomberos. La compromisaria Mireia Mollà se acercó con su habitual sonrisa desde el otro extremo de la mesa y, a la que se descuidó Pareja, le birló Turismo. Héctor Díez, disimulando como si hablara por teléfono, le levantó Barrios y Pedanías, por la cara. Aprovechando el barullo, apareció otro del PSOE, Carlos Sánchez, disfrazado de fontanero municipal que venía a arreglar un grifo que goteaba y ¡zas!, se hizo con Sanidad. Inútiles resultaron las quejas del recién incorporado por el expolio competencial. Miró al fondo de la caja y vio que, además de un sacapuntas, una maceta con un cactus y una estampita de san Agatángelo (sí, las hay), solo quedaban Deportes y Consumo. "¡Estas no me las quita nadie!", espetó, extendiendo sus brazos y parte de su cuerpo sobre el recipiente. Y así fue
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