Page 352 - La Libreta Gris - La otra crónica de Elche: 2008-2017
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Cristina Martínez desapareció (se fue, la echaron, dimitió o fue cesada, según versiones) del ejecutivo, además de haber bajado el consumo de ansiolíticos entre sus miembros (especialmente los socialistas, porque los de Compromís toman infusiones de valeriana, melisa y raboïgat), también ha aportado otra forma de ver la gobernanza municipal y la vida en general. Del no rotundo al proyecto aprobado por el PP que defendían los socios iniciales del trigobierno, se ha pasado, con la incorporación del Partido de Elche –con una postura más moderada al respecto– y el devenir de las cosas, a un "no, aunque tal vez". Tanto es así que incluso el socialista José Manuel Sánchez y la compromisaria Mireia Mollà reconocieron sotto voce –para que no se enterara la empresa– que ya quedaban pocos reparos que poner y que tal vez había que darle luz verde al proyecto y a fiarlo todo a las catas arqueológicas. Si hay restos históricos de relevancia en el subsuelo, el tripartito tendría cartas en la mano para decantar la partida a su favor, cosa que ahora no sucede. Las deficiencias cuya solución se reclama a la empresa ahora no tienen entidad legal suficiente como para cargarse el proyecto, lo que, de llevarse a efecto, desembocaría en un litigio que, además de largo, sería muy oneroso para las arcas municipales. Además de asestarle un golpe mortal a la pretendida revitalización comercial del centro histórico, que no puede permitirse mantener durante mucho tiempo más una situación como la actual, con los cierres de establecimientos multiplicándose en el entorno del vetusto edificio actual. Así que, sopesadas las opciones, parece instalarse entre los gobernantes la sensación de que, atendiendo al interés general, tal vez la mejor opción sea que el proyecto siga su curso, hasta ver adonde llega. Atentos al pajarito.
Es otra más de las consecuencias de los cambios operados en la vida política municipal tras la crisis en el gobierno. Se vio ya en el primer pleno de esta nueva etapa, donde imperó el respeto, el buen rollo, el "usted primero, por favor" y el "faltaría más, detrás de usted". Dejando aparte el hecho de que, como será habitual a partir de ahora, hubo pocos temas de calado en el orden del día (la junta de gobierno se encargará de estos asuntos), como corresponde a una etapa de gobierno en minoría, el panorama fue muy diferente al de otras broncas sesiones anteriores. Por ejemplo, en un hecho insólito en los anales de la municipalidad ilicitana, las seis mociones presentadas por los grupos políticos (gobernantes y en la oposición) se aprobaron por unanimidad. Algunas incluso con aportaciones de grupos distintos al proponente. Alguien del público –aseguran que un militante de Podemos– intentó gritar "¡Que se besen, que se besen!" –ya es
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