Page 355 - La Libreta Gris - La otra crónica de Elche: 2008-2017
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sesión no libró a Martínez de las acusaciones de fariseísmo por parte de los demás grupos, por su oposición a incorporar más personal de confianza mientras estaba en el gobierno, al mismo tiempo que hacía contrataciones outsourcing (bajo manga, en chino hongkonés) o por el finger (a dedo, en chino capuchino).
Cuitas políticas aparte, esto de los asesores resulta un tema espinoso. Lo era antes y lo es más ahora, cuando los gobernados esperan de sus gobernantes que además de ser buenos gestores, lo parezcan. Puede admitirse que unos determinados puestos necesiten profesionales específicos externos que no existen en la plantilla municipal, pero también que los ciudadanos se pregunten si entre los 1.700 trabajadores municipales no hay una quincena que puedan desempeñar cargos administrativos (con cierta o mucha proximidad política al grupo en cuestión, si se quiere), en los grupos municipales. La cuestión es si perpetuar esa situación responde realmente a la nueva política que la ciudadanía está demandando. Más allá de los casos puntuales y necesarios, lo que la gente percibe es que los partidos siguen utilizando esta fórmula no para incorporar a expertos en el área a la que se adscriben, sino para colocar a militantes o comisarios políticos . Que no es que sea ilegal, pero sí engorda (el gasto).
Bien, pues salvado el pleno sin mayores complicaciones, el alcalde se fue a Valencia a ver a Ximo Puig para preguntarle qué había de lo suyo, concretamente de la deuda histórica de la Generalitat con Elche. "Eso que me dices me suena a chino", le espetó el president a Carlos González cuando le planteó que la depauperada hacienda autonómica debe abonarle al Ayuntamiento ilicitano algo así como 50 millones, que es lo que han costado hasta ahora los terrenos del campus de la UMH, y que se han pagado con dinero municipal. "¿Pero a chino mandarín o a chino cantonés?", inquirió el alcalde. "A chi no hace falta que me lo digas, porque no tengo ni un euro. Estem acorats, xè!", le aclaró el Molt Honorable, con su mejor sonrisa. "Bueno, pues entonces dame al menos el antiguo edificio de los juzgados, que no os cuesta nada", reconvino González. "Ah, y también la Calahorra", apostilló el regidor, mientras salía por la puerta del Palau de la Generalitat. "Bien, se lo diré a Mónica [Oltra], a vore què diu...", respondió Puig. "Xiexie*, president", replicó González. Y se volvió a casa más contento que un segundo lunes de Pascua.
(*) "Gracias", en chino pequinés del mismo Pekín. (03/04/16)
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