Page 357 - La Libreta Gris - La otra crónica de Elche: 2008-2017
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anuncio más novedoso y realista que no entrara en el terreno de lo quimérico y, sobre todo, algo cuya ejecución estuviera en las propias manos del Consell, para saber a quien dirigirse en caso de queja. Pero la Dama siempre es un elemento recurrente, que queda bien ante la ciudadanía y no compromete a nada. De él han echado mano todos y cada uno de los políticos, de cualquier ralea y condición, que han pasado por la ciudad. Es jugar sobre seguro aunque con resultado inseguro. Hasta ahora solo ha cumplido (mire usted por dónde) el presidente Zapatero, que dijo que traería la Dama a Elche y la trajo en 2006.
Puig, en cualquier caso, ve más factible que vuelva la pieza íbera que lo haga el dinero que hemos pagado, como auténticos primos, por tener una universidad. Porque, le volvió a decir al alcalde, "el Consell està acorat". Aunque al menos, apostilló el president, ya se ha visualizado la reclamación de Elche. Bueno, algo es algo. Vamos avanzando. González, con su habitual savoir faire le recalcó que ni renunciamos a la Dama ni al dinero del campus, que conste. Y como quien no quiere la cosa, aprovechó que lo tenía en lo alto de la torre de los Vaillo observando la frondosidad del palmeral para darle la vuelta y señalarle que lo que tenía a sus espaldas, con todos esos grandes edificios, era el campus de la UMH. Mire usted por donde, ese que hemos pagado entre todos los ilicitanos, un caso único en la Comunitat y tal... "Muy bonito", dijo Puig dándose la vuelta rápidamente para sumergirse de nuevo en la frondosidad del palmeral. "Mira, mira que palmera más alta esa de ahí", espetó, mientras levantaba el móvil para fotografiarla. Probablemente estaría pensando también, como el resto de consellers y conselleres, que tenían que bajar los 65 escalones de la angosta escalera de caracol que habían subido momentos antes con no poco esfuerzo y algún que otro ataque claustrofóbico. Plenamente consciente de lo que les esperaba en la subida a la atalaya y para hacerles más llevadero el trago, Mireia Mollà, ejerció de tour animadora en el viaje en autocar desde el Ayuntamiento. Agarró el micro y entonó algunas estrofas del Xè que agust y, con algo más de éxito, el Aromas Ilicitanos, aunque más de un conseller del Bloc se quedó un tanto traspuesto cuando escuchó la primera estrofa: "Escucha España, patria mía...". En fin, es lo que tienen los pseudo-himnos populares de épocas pasadas. Ya no hubo más cantos en los traslados de los invitados al Hort de San Plácido ni a La Alcudia, aunque la ocasión era propicia para haber entonado el "Para ser conductor de primera, acelera..." y otras canciones típicas de estos viajes en grupo. Mollà, que visualizó su ilicitanismo vistiendo para la ocasión unos vaqueros azules y una camiseta
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