Page 226 - Las Clarisas en Elche
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Apéndice documentAl
Vicaria: sor María Ana Navarro.
Maestra de novicias: sor Rosa Navarro Tormo.
Portera mayor: sor Victoria Verduig.
Portera menor: sor Serafina Miralles.
Celante: sor María Ana Navarro.
Tornera mayor: sor Victoria Verduig.
Torneras menores: sor Socorro Bonet y sor Juana de la Cruz.
Vicaria del coro: sor Leonor Villaplana.
Depositarias: sor María Ana Navarro y sor Dolores Barraquel.
Provisoras: sor María Josefa Sánchez y sor Asunción Rico.
Sacristana: sor María del Patrocinio Gómez.
Enfermera: sor Serafina Miralles.
Roperas: sor Josefa Sánchez y sor Asunción Rico.
Encargadas de la sala de labores: sor María de los Remedios Jordá y sor
Leonor Villaplana.
Discretas y escuchas: sor María de los Dolores Barraquel, sor Victoria Ver-
duig, sor Rosa Navarro Tormo y sor María del Socorro Bonet.
5 de junio de 1888
Presidente: Rvdo. Antonio Miravete, cura de Santa María y arcipreste.
Escrutadores: Rvdo. Jerónimo García, cura de San Juan y confesor de la comunidad, y Rvdo. Jaime Tarí, presbítero.
Secretario: Rvdo. Vicente Micó, capellán del monasterio y confesor de las monjas.
Abadesa: sor Rosa de San Joaquín Navarro Tormo.258 Vicaria: sor Victoria Verduig.
Maestra de novicias y jóvenes: sor María Ana Navarro. Portera mayor: sor Francisca Sánchez.
Portera menor: sor Serafina Miralles.
258 Tras tres votaciones sin mayoría para ninguna de las monjas (empataron a cuatro votos en las tres ocasiones sor Francisca Sánchez y sor María Ana Navarro), «el presidente leyó un documento del obispo, recordando como la regla disponía que, si en veinticuatro horas las religiosas no se ponían de acuerdo para nombrar abadesa, correspondía al padre provincial de los franciscanos, que presidía, designarla; como ahora tales facultades habían pasado a los obispos, correspondía al presidente hacer el nombramieno. Luego de la lectura del comunicado episcopal, don Antonio Miravete manifestó que habiendo agotado todos los medios de conciliación para conseguir una avenencia entre todas las religiosas y no habiendo resultado alguno; deseando no hacerse partidario de ninguna de las dos partes que están en conocida pugna; puesto en la presencia de Dios, en nombre de la Iglesia y en nombre del obispo, designaba abadesa a sor Rosa de San Joaquín Navarro» (Idem, p. 585).
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