Page 10 - Con Olor a Hierro - Charo Martinez
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En los huertos de palmeras, que eran muchos, se hilaba el cáñamo para hacer las suelas de las alpargatas utilizando unas grandes ruecas con manivela, casi siempre manejadas por jóvenes chicuelos al grito de - ¡¡ mena bord !! - menar era dar vueltas a la manivela y “bord” era el cariñoso título que se le daba al crio, o sea “borde”.
El padre de Pepito se ganaba la vida como herrador y sacaba adelante a su familia como podía. Tenía su herrería en el Raval, donde fabricaba con su fragua y su yunque las herraduras que luego el mismo ponía a las caballerías. Se llamaba José Martínez Sánchez, natural de Guardamar, un pueblo de la provincia de Alicante donde el rio Segura desemboca en el mar, un mar peligroso y traicionero, aunque aparentemente tranquilo, pero lleno de corrientes y agujeros, en donde, si no vas con cuidado, te puedes ver en serios apuros.
El apodo del padre de Pepito, heredado a su vez de su padre, de oficio tonelero era “Porrón”, aunque a toda su familia de Guardamar y dedicada a la pesca, se les conocía como “Los Duques”
El olor en la desembocadura era de pura putrefacción, pues depositaba el rio en sus márgenes, animales muertos e hinchados, maderas, cañas, desechos de las casas y todo lo que arrastra un rio medio seco y poco caudaloso.
La madre de Pepito, Rosario Castellanos Aragonés, había nacido en Santa Pola. Su hermana Teresa, casada con el sastre Vicente López, era una mujer muy conocida en Elche como prestigiosa comadrona. Seguramente, el hecho de que Teresa Castellanos viviera y trabajara en Elche, propició que Rosario y José se conocieran y casaran.
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