Page 5 - Descubre Elche (2006)
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La aventura de descubrir una gran ciudad
Los miles de años de historia que nos anteceden y el devenir de las circunstancias económicas, políticas y sobre todo sociales nos han dejado a los ilicitanos una importante herencia. Gozamos de un término municipal rico, heterogéneo, atractivo y curioso como pocos, del que además —por ese carácter pseudochovinista y un fortísimo sentido de la identidad— presumimos con frecuencia.
Ilicitanos de siempre —los pocos— y los llegados durante diversas generaciones hasta hoy mismo —casi todos— van conociendo a lo largo de sus vidas la ciudad donde habitan, crecen, trabajan o aprenden. En su gran mayoría, con mayor o menor velocidad, se van identificando con su entorno, averiguando el pasado, el origen, el por qué de las calles, monumentos, tradiciones, fiestas... El descubrimiento de la ciudad se convierte en una experiencia vital, casi siempre muy agradable y en cierto modo integradora, que acrecienta la relación con ella. Ya no se trata de saber que Elche tiene el Palmeral, el Misteri y la Dama, sino de encontrarse esos rincones románticos entre huertos y aprender que esas palmeras que nos contemplan vieron nacer y alimentaron a nuestros bisabuelos; o de sorprenderse al conocer que los cantos de la Festa sólo los interpretan, desde hace siglos, varones; o de admirarse al comprobar que la Dama de Elche no sólo no está en Elche, sino que fue superviviente de una invasión bélica hace cerca de dos mil quinientos años.
Sin forzar demasiado la visión, sin hacerla demasiado poliédrica, la ciudad de Elche nos ofrece multitud de ángulos posibles para intentar descubrirla. Porque no sólo podemos conocer su historia o su entorno natural; hay torres, puentes, conventos e iglesias, edificios emblemáticos, singulares y vanguardistas; tenemos arte urbano, museos, industria, playas...Y no puede dejar de cobrar protagonismo el Camp d’Elx, su riqueza cultural, tradicional y económica. O las fiestas, o sus universidades,
Elche V
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