Page 176 - Elche en guerra 1936-1939
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Elche, una ciudad en guerra (1936-1939)
29 de marzo de 1939 cuando tenían tres y seis años respectivamente. De los demás tan sólo conocemos algunas cartas de dirigentes políticos como Manuel Rodríguez Martínez o Ginés Ganga Tremiño.73 Pero, insistimos, se trata de historias personales que no han dejado prácticamente rastro alguno.
Siempre hemos creído que no se equivocaron los que se fueron sino muchos de los que se quedaron en la España de Franco pensando que no había razón alguna para marchar en la medida en que no se les podía imputar otro delito que haber defendido, en el frente o en la retaguardia, una ideología contraria a la de los golpistas. El exceso de confianza les llevó a algunos ante un pelotón de fusilamiento o a tener que pasar por largos años de condena. Una buena parte de las personas que reseñamos salvaron por ello sus vidas porque de otra manera se hubieran encontrado ante una más que probable condena a muerte, ejecutada o no en función de múltiples detalles arbitrarios (por ejemplo, no es lo mismo ser juzgado en 1939 que en 1943; el tráfico de influencias; los informes favorables o desfavorables, etc.). El mero hecho de haber sido director de un instituto, concejal o haber ocupado un cargo más o menos relevante significaba en la posguerra una muy seria amenaza de muerte. Por tanto, los exiliados acertaron al no fiarse de la justicia de los vencedores ni de aquellos cantos de sirena que hoy todavía permanecen en la memoria colectiva: aquella frase atribuida a Franco en la que decía que todo aquel que no se hubiera manchado las manos de sangre nada había de temer fue, sencillamente, una burda y terrible mentira.
Y otra curiosidad es que en nuestra relación encontramos también a una muy pequeña minoría a los que podemos considerar como señores de la guerra o, para que se entienda mejor, criminales de guerra. Militantes de partidos o sindicatos que en los primeros meses de la contienda y en la retaguardia –el verano y el otoño de 1936- cometieron la vileza de ir una y otra vez a la búsqueda de fascistas –unos más que otros– a los que sacaron de sus casas para tirotearlos y abandonar sus cadáveres en la cuneta de cualquier camino. En el caso de Elche, militantes del PCE y, en algún caso de la CNT y del PSOE que, despreciando los ideales que presuntamente defendían, hicieron exactamente lo mismo que el general Queipo de Llano alentaba desde Radio Sevilla una vez iniciada la guerra: la pura y simple aniquilación –el asesinato sin más– del enemigo político, fuera o no peligroso, como se decía entonces, para la salud de la República. En el caso de la relación estudiada, media
73 VARGAS, B. y MORENO SÁEZ, F. (2007), Dramas de refugiados. Epistolario de Rodolfo Llopis y otros dirigentes socialistas alicantinos (1939-1947). Fundación Instituto de Historia Social y UNED Alzira, Valencia.