Page 16 - Riegos El Progreso
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Los apellidos son, en la mayor parte de los casos, ilicitanos y en esta primera relación no encontramos todavía, como los veremos en la primera ampliación de capital de 90 o en la relación de accionistas de 9, inversores que no tuvieran que ver con los trabajos agrícolas. Por el contrario, pensamos que los primeros accionistas de El Progreso fueron, esencialmente, campesinos con tierras necesitadas de agua. Muy pocos apellidos ilustres aparecen en esta primera hornada: algún político como Alberto Ganga Bru o el registrador de la propiedad Rafael Ramos Bascuñana. Tampoco están los propietarios rurales más destacados del término municipal a principios del siglo XX: Luis Cruz Pascual de Bonanza, los Roca de Togores, Manuel Campello Antón, Joaquín Santo Boix, Pascual Mollá Coves, Francisco Galán Bernad o Juan Selva Ferrández.
Podemos, pues, hablar de éxito en esta primera convocatoria pero con un problema que poco a poco se haría notar: el pago mensual de pesetas y la aportación extraordinaria de pesetas –una vez en 90, otra en 909 y dos en los años 9 y 9–, crearía una situación frecuente: la pérdida de las acciones por impago. En los dos volúmenes que recogen los títulos de las acciones de 906 nos encontramos hasta acciones anuladas por este motivo –una de cada cuatro-. En el caso de que las 00 acciones aportaran los dividendos pasivos establecidos, El Progreso obtendría cada año 0.000 pesetas, más la posibilidad de obtener otras 0.000 pesetas si la Junta Directiva establecía las dos cuotas especiales de pesetas. Un capital inicial de .0 pesetas y, en el mejor de los casos, 0.000 pesetas anuales para que la empresa pusiera en marcha sus proyectos hasta tanto fuera capaz de obtener beneficios por la venta de agua. Pero un punto de partida muy alejado de la realidad. Para muchos pequeños propietarios o arrendatarios, mantener la acción y el pago mensual no fue nunca fácil.
En las bases de la escritura de constitución como compañía anónima se especifican, entre otros aspectos, un tiempo de duración ilimitado, un capital social de .0 pesetas representado por 0 acciones nominativas, transferibles e indivisibles, cuya propiedad quedó inicialmente en manos de Ernesto Martínez Riviere ( más las dos que recibió sin obligación de dividendos pasivos), Antonio Alonso Gomis (0 acciones), Joaquín Pérez Sánchez (), Andrés Alonso Gomis (), Antonio Sempere Maciá () y Salvador Amorós Soler y Agustín Miralles Chilar con dos acciones cada uno. Como decíamos, vecinos todos ellos del partido rural de La Marina y personas desconocidas en la ciudad, incluido el propio Martínez Riviere. No hubo detrás del nacimiento de la sociedad ningún político local ni nadie que tuviera un papel
Alberto Ganga Bru era hijo de Ginés Ganga Galbis, uno de los más importantes propietarios rurales de Elche y con una amplia vida política. El padre militó en Partido Moderado y el hijo fue, por este orden, republicano, liberal y conservador. Fue presidente de la Diputación Provincial en dos ocasiones en la última década del siglo XIX. El último político de la familia Ganga fue Ginés Ganga Tremiño, uno de los dirigentes socialistas más destacados de Elche.