Page 40 - Revista Corredera 2019
P. 40
TEXTO MIRIAM CARRIÓN y ALBA FORTE
EL “VÍBORA” NO ENVENENA
El proyecto de arte efímero de 1991 y 2014 fue realizado con pinturas sin químicos que pudieran contaminar el río
Era el 1 de mayo de 1991, el grupo de arte nórdico Kunst For Livet invitó a Esbart Zero, grupo de arte ilicitano, para que participaran en eventos de la ciudad. Por las mañanas, ambos grupos pintaban en parques al aire libre donde la espontaneidad y la multicul- turalidad estaban a la orden del día. Por las tardes, pintaban en las discotecas. Entre cerveza y cerveza, viendo que el trabajo realizado les estaba quedando bien, pensaron en hacer un proyecto similar en Elche. Buscaron un sitio donde lo podrían hacer y se les ocurrió el lecho del río Vinalopó. Así nació el Proyecto Víbora que se puso en marcha en agosto de 1991 y se volvió a realizar en 2014.
Juan Llorens, uno de los tres integrantes del grupo Esbart Zero que participó en el proyecto explica: “El Proyecto Víbora se inició con el objetivo de democratizar el arte, llevarlo a la calle y desmitificar al artista genio”. “En esta propuesta venían los muralistas para reivindicar la eco- logía, el amor por los animales, la vida y los conocimientos”, continúa Llorens. Asimismo, el artista ilicitano indica que, además de los artistas, participaron amigos y familiares como apoyo en la labor. Llorens menciona que este proceso se volvió a repetir en 2014, donde el río se había hecho más largo, con una longitud de casi 3 kilómetros. En esta ocasión, el río se troceó en 72 parcelas, dentro de las cuales cada artista pintó su parte.
Desde su origen, el Proyecto Víbora quiso ser un elemento de unión entre las dos partes de la ciudad divididas por el río Vinalopó. En cambio, Toni López, artista que participó como cola- borador en el Proyecto Víbora, nunca ha pensado que desuniera las dos partes. De hecho, el artista señala que con el río lo único que se quería hacer era congregar a gente para compartir un espacio. Aún así matiza: “En todo caso era una guerra de críos, es más mito o historia que otra cosa”. Sin embargo, Llorens no opina de la misma forma. De hecho, el artista ilicitano re- cuerda: “En aquella época todavía no había televisión y la manera de pasar los días de ocio, era tirarnos piedras los de una parte del río y los de la otra”.
El mural que serpentea el río se asemeja a una serpiente. Toni López afirma que la idea de la serpiente estaba basada en la coralilla de Venezuela. De hecho, el artista reconoce: “Siempre he dicho que a mí me picó la víbora y que el veneno que llevo dentro, lo llevo a la pintura”.
Víbora I y II
El Proyecto Víbora I fue un experimento social donde se consiguió que el arte fuera sinónimo