Page 52 - La revista musical y las variedades en Elche
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Cerca del tipo de teatro que vamos a mencionar, fueron modalidades del teatro lírico popular el juguete cómico en un acto, el vodevil de origen francés, y la suntuosa opereta que llegó de Europa.
La revista, como variante del género chico, tuvo más que el sainete muchas designaciones que dificultan su clasificación y entre las aceptadas como del género, se las ha denominado: Apropósito cómico, apropósito cómico-lírico, apropósito cómico-lírico-bailable, apropósito-cómico-lírico-fantástico-inverosímil, cuadro cómico-lírico, ensayo de revista parisiense, fantasía cómico-lírica, fantasía-cómi- co-lírica de gran espectáculo, humorada lírica, juguete cómico-lírico-coreográfi- co, pasatiempo lírico, proyecto cómico-lírico, revista, revista cómico-lírica, revista fantástica, revista de gran espectáculo, viaje cómico-lírico, viaje extravagante y otras semejantes, incluida la de pesadilla (Barce; 1996-1997, 120).
Con elementos tan dispares como lo romántico, sentimental y patriótico, la crítica política y lo castizo del sainete, los cuplés eróticos, la glorificación regional y nacional, en diversas proporciones, teniendo como base la especta- cularidad se construye la breve trama argumental de la revista y el léxico salta de unos estratos a otros desde niveles vulgares a poéticos, desde niveles xenó- fobos y castizos, y del lenguaje más ingenuo al más cargado de intención, con abundancia de vocablos y expresiones eróticas y sexuales de doble sentido, de los que se hace uso frecuente:
Tirarse, meter, tocar, levantar, penetrar, lamer, enseñar, armar, derramar, empujar, entrar, chupar, y otros: paja, órgano, pera, pajarito, conejo, trasera, minino, pito, arma, vanguardia y retaguardia, badajo, chirimbolo, pompón, cosa, toque, cola, rabo, etc.17
La revista, más rica literariamente de lo que pudiera parecer, se ha movido entre aspectos históricos, crítica de actualidad y socio políticos; ha sido mito- lógica y galante; ha mostrado su cara sicalíptica y siempre ha tenido sal gorda,
Al respecto, advierte Ramón Barce (1996-97, 140) que: “todas esta palabras, que siguen entrando hoy en las expresiones eróticas, forman todo un entramado de lenguaje que todos entendemos y que se mantiene en un uso frecuente. Ninguna de ellas, en esa acepción, es re- gistrada por el DRAE. ¿Qué hacen esos académicos?-, pregunta. ¡Atiborran el Diccionario de vocablos fuera de uso y dejan fuera todo un léxico vivo! Hay muchas otras palabras del habla popular pertenecientes a otros campos semánticos que tampoco están registradas en el DRAE, porque se ha ignorado olímpicamente, a lo que parece, el tesoro lingüístico que encierra el género chico.”
Lo mismo sucede en el aspecto más creativo de los cantables, con frases y palabras sin sen- tido, unas veces para simular exotismos y otras por mantener los monstruos -es decir, los versos hechos sólo como andamiaje para la música-.
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