Page 221 - Agua, Tierra y Capital
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primeros sesenta años del siglo XIX. Será en la década de los ochenta cuando la población inicie un definitivo despegue íntimamente relacionado con el pro- ceso de industrialización.
Desde el punto de vista cuantitativo, a pesar del análisis contrario que plantea J. Nadal834, al menos en el caso de Elche, la población sí nos parece uno de los indicadores que mejor refleja los cambios económicos, sintetizados en el crecimiento vegetativo y bruto que la ciudad experimenta durante nuestro periodo, hasta incluso superar la barrera de los 20.000 habitantes en 1887, que permanecía infranqueable desde finales del siglo XVIII. Tendencia que contrasta con algunas ciudades de la provincia y el entorno, como es caso del descenso de Xàtiva, la ralentización de Orihuela, Alcoy o Villena y en mayor consonancia con los casos de Alicante, Crevillente, Lorca, Tarrasa o Castellón.
Según Germán Rueda, el caso de Elche encaja en el concepto de pequeñas ciudades en desarrollo, como Alcoy, Sabadell, Algeciras, Lorca o Don Benito, frente a la idea de ciudades adormecidas, que identifica con por ejemplo Tortosa, Orense u Orihuela.835
Por otra parte, a la misma vez que la emigración al exterior se incrementaba en España durante el último cuarto de siglo836, nuestro municipio se convertía en un área de inmigración. Las dinámicas migratoria invertirán su tendencia dominante durante todo el siglo XIX, ya que durante los últimos años del siglo, el núcleo urbano de Elche se convierte en un polo de atracción, primero para la propia población rural del municipio, y segundo, para las zonas agrícolas limí- trofes, como la Vega Baja o la provincia de Murcia, que se sentirán a traídas por el sector industrial en pleno auge. Hecho que, además, explica que la población urbana del municipio supere a la rural, tendencia en la distribución que ya venía observándose desde 1857.
En síntesis, en este epígrafe, que parte del estudio demográfico que Vicente Gozálvez publicó en 1976837, pretendemos observar el cambio de régimen demográfico que vive la ciudad, visible en las diferencias entre núcleo urbano y hábitat rural, tasa migratoria, y de natalidad y mortalidad, a pesar del cólera y sobre todo, en los cambios sustanciales en la familia.
Es evidente que a partir del censo de 1857 es posible observar ya el cambio de orientación general en todos los aspectos demográficos. Aquella
El indicador demográfico, en el caso español, una falsa pista...(NADAL, Jordi.: El fracaso... op. cit., p. 21.
RUEDA HERNANZ, Germán.: España 1790-1900. Sociedad.. op. cit. pp. 45-46 y 48-50. Ibídem, pp. 67-84.
GOZÁLVEZ PÉREZ, Vicente.: La ciudad de Elche... op. cit. pp. 193-276. 221
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