Page 112 - La Libreta Gris - La otra crónica de Elche: 2008-2017
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popular para retratos, acabando como han acabado con dos concejales tránsfugas (Manuel José Botella y Marga Maciá), que finalizan sus mandatos como no adscritos, condenados a vagar sin rumbo ni despacho ni funcionario de empleo, ni nada, hasta el fin de sus días políticos (al menos, por ahora). Ni siquiera han tenido el consuelo de formar un mísero grupo mixto. Nada, al limbo municipal y a los escaños del rincón. Todo por haberse liado la manta a la cabeza y pergeñar la candidatura de Iniciativa Independiente para hacer frente a su ex jefa, que los expulsó sin remisión de la suya, cual pecadores arrojados del Paraíso. Habrá que ver cómo llegan al 22-M, porque a las primeras de cambio ya han perdido a varios integrantes.
Pero a lo que iba. El PP acaba el mandato con once ediles, aunque si añadimos que oficialmente Emigdio Tormo está apartado del grupo y suspendido cautelarmente de militancia, los efectivos se reducen a diez. No está mal para una lideresa que se jactaba de haber mantenido unido el partido y el grupo, desterrando las trifulcas de anteriores mandatos, de las que Alonso fue testigo de primera fila y copartícipe en ocasiones. Aunque en honor a la verdad hay que reseñar que Tormo ha mantenido la disciplina de voto y que los dos no adscritos han sido fieles hasta el final. Nada que ver con lo que sucedía en tiempos pretéritos en las filas populares. Por ejemplo, en la temporada 2003-2007, en que se presentó al empresario Emilio Cano como cabeza de lista, aunque se lo pensó mejor y finalmente el número 1 fue el entonces portavoz Rafael Ramos Maestre, que en el anterior mandato había sustituido en dicha función a Fernando Vargas, quien a su vez había asumido el mando del grupo tras la renuncia del jefe de la tropa, Manuel Serrano.
A finales de ese mandato, en 2003, se produjo el último antecedente de fuga del grupo popular, al pasar la edil María José Quero al grupo mixto (en un mandato anterior el PP ya tuvo otro en la misma situación, Antonio Valero) por estar en contra del apoyo de su partido y del Gobierno de Aznar a la guerra de Irak. Pero no se vayan todavía, aún hay más. Volvamos al periodo 2003-07. Ramos aguantó lo que pudo como portavoz –e incluso llegó a desalojar a Manuel Ortuño de la presidencia local del PP, que ya es mérito, aunque desde entonces el partido sigue sin dirección–, pero acabó arrojando la toalla y dejó la portavocía en manos de Pepi Martín, quien abrumada por el peso de la responsabilidad, decidió dedicarse a otras labores. Entonces Tormo recogió el estandarte popular y aguantó como pudo una nave que hacía aguas por todas partes. De nada le sirvió el esfuerzo, porque en eso llegó Mercedes, que aunque ha apaciguado las aguas
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