Page 130 - La Libreta Gris - La otra crónica de Elche: 2008-2017
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temblar. Sólo respira cuando escucha la coletilla "...sin que nos cueste dinero a las arcas municipales". Así, sí. Que anuncien todo lo que quieran, que todo eso se incluirá en los presupuestos. Bueno, si los hubiera o hubiese, que está por ver. Porque el concejal ya ha advertido que conforme están las cosas, ni presupuesto que habrá para el próximo año. Hombre, la verdad es que un poco decepcionante sí que ha sido el anuncio. Se pasa el hombre cuatro años dando caña al despilfarro socialista, advirtiendo de que se están gastando lo que está escrito y lo que no, y que cuando lleguen los suyos ajustarán las cuentas municipales a la realidad, ingresos igual a gastos, déficit cero y todo eso... y cuando ya tiene la caja municipal por el mango sale con eso de "¡no puedo, no puedo, fistros pecadores!". Y encima, por si queda algún incrédulo ante su enésimo anuncio de que el Ayuntamiento está peor que Grecia, la vuelve a emprender con sus compañeros de función pública advirtiéndoles de que vayan poniendo dinero en la vedriola por si acaso.
No es que prorrogar unos presupuestos municipales sea ninguna catástrofe ni que el pueblo se vaya a paralizar por ello. Es una media perfectamente legal y hasta, para algunos, comprensible si las cuentas municipales están tal mal como afirma el nuevo equipo popular. Pero no deja de producir cierta desilusión en la ciudadanía que entiende de estas cosas que el gobierno del cambio sea incapaz de alumbrar un presupuesto (el principal acto de una gestión municipal) en el año de su debut. Esperemos acontecimientos, a ver sí llega algún milagro desde la Generalitat en forma de plan financiero o similar, y Latour puede volver a dormir tranquilo. Y si no, él sabrá lo que tiene que hacer. ¿O no?
A todo esto, hay miembros del grupo popular que, ajenos al sufrimiento interno de su compañero, hacen de cada día una ilusión. Ahí está Pablo Ruz, la auténtica revelación de la temporada. Sin haber salido de las urnas (es concejal no electo nombrado por la alcaldesa al amparo de la ley de Grandes Ciudades), es la chispa del equipo de gobierno. Con su simpatía y permanente joie de vivre, es el contrapunto stevensoniano del aguafiestas Latour (por la carga municipal que le tocado en suerte, que conste, que Manolo como persona es la mar de simpático). Empeñado como está en que Elche viva su risorgimento cultural y con él mismo de mentor, Ruz ha tomado simbólica posesión de la Calahorra (que ha pasado a mejor vida como sede de la ya extinta Subdelegación del Consell), y envuelto en frescos egipcios y paisajes neoárabes, anuncia a todos los ciudadanos el advenimiento del nuevo Renacimiento cultural ilicitano, directamente
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