Page 196 - La Libreta Gris - La otra crónica de Elche: 2008-2017
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EL DÍA DE LA BANDERITA
"Banderita tu eres roja, banderita tu eres gualda, llevas sangre, llevas oro en el fondo de tu alma". 'La banderita' (1919), pasodoble de Alonso, Paradas y Jiménez.
¿Será un pájaro? ¿Será un avión? ¿Será el mismísimo Superman? No, es una bandera de 70 metros cuadrados, más grande que muchos pisos donde viven una o varias familias necesitadas, y la tenemos plantificada en el mismísimo Paseo de la Estación. Que no se diga que los ilicitanos no somos españoles como los que más y que no llevamos el ardor patrio a flor de piel. Así lo ha sabido interpretar la alcaldesa, que para eso está, para captar las inquietudes de sus conciudadanos y llevarlas de inmediato a la práctica. Porque, vamos a ver, ¿quién no ha pensado en alguna ocasión, e incluso en dos o tres, que lo que le faltaba al paseo era una gran bandera española al final? Muy pocos que no sean republicanos o del 15–M. Una bandera así adorna que no veas, además del mensaje que lanza: si alguna avanzadilla catalano–separatista trata de conquistar estas tierras, quedará paralizada ante tan morrocotuda enseña rojigualda. Además es un reclamo turístico, porque los visitantes podrán llevarse un bonito recuerdo de la ciudad tras su paseo por el Parque Municipal. "Oye, pero esa foto, ¿no es la plaza de Colón?", preguntará, confundido, el amigo o familiar. "No, eso es Elche, mira por donde", le responderá orgulloso el autor.
Lo que ha hecho Mercedes Alonso, ni más ni menos, es darle un sentido a este emblemático vial. Sabido es que el anterior alcalde, el socialista Alejandro Soler, quería instalar una noria-mirador del palmeral, y que la actual alcaldesa se opuso con todas sus fuerzas y las de la Generalitat, porque primero estaban las familias necesitadas (y eso que en ese tiempo aún no se vivía la emergencia social de ahora). La crisis se cargó el proyecto pero no los tres millones con que se iniciaba, que sus detractores se vieron finalmente "obligados" a gastarse en una innecesaria reforma del lugar. Total, que se hizo un paseo romántico–renacentista con algunos toques de Le Corbusier y pinceladas de la Bauhaus (por lo de los toldos multicolores más que nada) y con una fuente géiser para darle gracia. Sin embargo la
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