Page 219 - La Libreta Gris - La otra crónica de Elche: 2008-2017
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suyos es que borren los huertos históricos de la lista de la Unesco. El Misteri lo conservaríamos, de momento, pero los populares sospechan que después los socialistas irán a por el drama asuncionista. Al tiempo. Todo esto viene a cuento de que Rodes, harto de que Alonso y los suyos no hagan nada para frenar el galopante "deterioro" y "abandono" de los huertos, el "incontrolable" avance del picudo y la "especulación urbanística" en el palmeral, como se demuestra con el parque multiaventuras del Travalón Bajo, ha decidido denunciar ante la más alta instancia la situación del Palmeral ilicitano. Evidentemente, la intención del portavoz socialista es que el organismo internacional fuerce a las administraciones –local, autonómica y nacional, e incluso europea, si se tercia– a actuar para resolver los problemas de este patrimonio universal. O ni siquiera eso: puede que sólo sea un órdago para asustar. Pero, claro, podría darse el caso de que la apocalíptica misiva despierte la inquietud de los técnicos y que realmente vengan a inspeccionar y concluyan que, en efecto, esto es un desastre, que aquí ni se protege ni se promociona el palmeral, y que va camino de la extinción por la incompetencia generalizada de gobernantes y gobernados. Y que propongan retirarlo de la lista de Patrimonio de la Humanidad. No es lo que se quieren Rodes y el PSOE, desde luego, pero hay quien cree – incluso entre sus correligionarios– que es una temeridad llamar la atención del ojo de Sauron, por si nos fulmina. No tiene por qué suceder ni seguramente sucederá, pero...
No es la primera vez –ni probablemente será la última– que se esgrime políticamente la posible pérdida de la condición de bien universal del Palmeral por actuaciones u omisiones municipales. Ya en el anterior mandato la presión de Alonso, entonces en la oposición, llevó a la Dirección General de Patrimonio de la Generalitat a oponerse radicalmente a la noria– mirador de 70 metros de altura que Alejandro Soler quería ubicar al final del Paseo de la Estación. Desde el Consell le advirtieron al entonces alcalde de que si instalaba el dichoso artilugio se corría el riesgo de perder la condición de Patrimonio de la Humanidad, porque supondría una agresión al paisaje natural, el entorno y tal. La noria pasó a mejor vida, mientras que las palmeras históricas, a juicio de Rodes, han ido viéndose cada vez más amenazadas por la incompetencia de los gobernantes del PP, de aquí y de fuera. Ahora es él quien advierte del peligro a la Unesco. Es una petición arriesgada, cuyas consecuencias resultan muy difíciles de prever. Y no hay que olvidar, como bien recuerdan desde el PP, que la mayor parte de la gestión de este patrimonio desde su declaración como bien universal, en
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