Page 271 - La Libreta Gris - La otra crónica de Elche: 2008-2017
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transmutó la auctoritas en potestas. Es decir, el ordeno y mando, y el que no esté de acuerdo, que le corten la cabeza (metafóricamente, por supuesto). Bien, todo este estado de cosas se ha acelerado estos últimos días de manera notable. Las divergencias internas surgidas a raíz de la marcha de Cristina Martínez se acentuaron con el empeño de la alcaldesa de seguir adelante con el proyecto del Mercado Central sin buscar algo de consenso, pese al amplio rechazo que esta iniciativa genera en la sociedad ilicitana.
Por si fuera poco, trasciende públicamente que el concejal de Empresa, Luis Ángel Mateo, votó en el pleno ordinario de octubre a favor de una urbanización de 200 viviendas en Peña de las Águilas en las que su familia tiene terrenos. Una propuesta que el PP presentó de forma sorpresiva al recuperar la mayoría por ausencia de la edil no adscrita. Esa alevosa manera de aprobar un tema tan delicado, que ya había sido rechazado en otra sesión plenaria, no solo levantó las airadas críticas de la oposición sino también de algunos ediles populares. Crítica que se transformaron en auténtico cabreo, cuando no indignación al saberse lo de Mateo. Y las explicaciones del edil no hicieron sino añadir más leña al fuego. Argumentar que el secretario municipal le dijo que podía votar suena en estos tiempos, y con la que está cayendo, a cuento de la agüeleta engorraora. Aun dando por bueno que legalmente se puede hacer –que está por ver–, está el sentido común y el deber moral que mandan ausentarse en votaciones relativas a intereses particulares o familiares. Y si no lo ve el interesado así, debe advertírselo la superioridad, en este caso la alcaldesa. Diego Macià ha estado años enredados en los juzgados –aunque sin consecuencias penales para él– por denuncias relacionadas con supuestos favoritismos hacia familiares mientras era alcalde. Pero ahora parece que no pasa nada con estas cuestiones, porque se va a cambiar el procedimiento y se anulará el acuerdo plenario. Borrón y cuenta nueva. Pero hay manchas que no desaparecen del todo, aunque se laven con salfumán. Así lo piensan, además de un amplio espectro de la ciudadanía, algunos compañeros de Mateo y lo expusieron en la última reunión sumarísima de la junta de gobierno. Pero de allí no salió reproche alguno para el desliz del edil del empleo sino la defenestración de los díscolos Sebastián Polo y Daniel McEvoy, a quienes arrancaron los galones de tenientes de alcaldía frente al resto de compañeros, a modo de público escarnio. Ahora son concejales rasos, lo cual les libera de algunas cargas, como apoyar la adjudicación de un proyecto judicialmente tan peligroso como el del mercado. En su lugar, Alonso sube de graduación Manoli Mora y Justino Delgado, que son concejales que no tienen miedo a gobernar, no
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