Page 29 - La Libreta Gris - La otra crónica de Elche: 2008-2017
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mientras trataba de disimular la expresión de alivio que le pedía el cuerpo. Es lo que tiene la política. Ya puedes desarrollar una brillante trayectoria durante muchos años que como metas la pata o tengas un renuncio al final – o en medio, da igual– de tu carrera, te quedas con ese sambenito. Durante sus dos primeros mandatos, Avilés fue una buena edil y cumplió razonablemente bien su cometido en todas las parcelas que le asignó Diego Maciá. Además, el trato personal con ella de ciudadanos, funcionarios, entidades y compañeros de corporación –incluidos los de la oposición– fue correcto y cordial. En esta última etapa, Alejandro Soler le asignó un cometido de mayor enjundia. La edil no le hizo ascos a las cuentas municipales y parecía que saldría airosa del encargo cuando se vio metida de lleno en las dos mayores tormentas políticas de la actual corporación: el seudointento de moción de censura del PP a finales de año con su presunto apoyo, como presumible venganza por el despido de su marido por parte del alcalde; y el asunto de las facturas irregulares, en el que puede acabar también imputada. Así las cosas, y aunque ambas partes traten de desmentirlo, la sensación que queda en la ciudadanía es que a Avilés le dan la patada hacia arriba para quitarle a Soler la espada de Damocles del techo del Salón de Plenos. A lo mejor no es por eso, y desde luego, méritos políticos y de gestión no le faltan a María Ángeles para figurar en la candidatura europea (ni más ni menos que a otros candidatos de los dos principales partidos), pero nadie se lo cree. Y, para bien o para mal, así se escribe la historia. Muy pocos recuerdan a Arconada por lo buen portero que fue en los 68 partidos que jugó con la Selección Española, sino por la pifia que cometió en la final de la Eurocopa de 1984 frente a Francia, al escurrírsele hasta el fondo de la red un balón que tenía atrapado. Y aunque la presunta traición de Avilés no llegara a materializarse, da lo mismo. En política cuentan tanto las supuestas acciones como las presuntas omisiones.
C'est la vie, le dirán a la ex edil en Bruselas.
Mientras, la animación política sigue en el Palacio de Justicia, convertido
en los últimos meses en una prolongación del Ayuntamiento. Mientras los populares le llevaban al juez más facturas irregulares contra Soler para que siga desentramando tramas prevaricadoras, casi coinciden con viejos camaradas de armas. Y es que esta semana reapareció el ex presidente local Manuel Ortuño Cerdá, en una de sus cuitas legales contra sus adversarios dentro del PP. Ya nadie se acordaba, pero aún anda por ahí una denuncia suya contra la ex portavoz municipal Josefa Martín, el actual edil Manuel José Botella y otro militante por acusarle de apropiarse del dinero de las
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