Page 308 - La Libreta Gris - La otra crónica de Elche: 2008-2017
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funciones hayan consumado una conspicua venganza contra su antigua jefa, a modo de auténtica de pinza para crustáceos, ha dejado a la primera dama aún más desconsolada. Tanto que nada se supo de ella en cinco días. Hubo quien afirmó por Twitter haberla visto en el Tirol junto a su marido (falsa alarma: era una austriaca con trenzas que se le parecía); otros aseguraron habérsela cruzado en el claustro del monasterio de Silos, pista que tampoco se confirmó. Hubo incluso quien afirmó haberse sentado a su lado en la reunión de la junta provincial del PP, pero no existe ningún selfie que lo corrobore.
Ante este panorama, González reclamó para sí el privilegio de iniciar las conversaciones para lograr un pacto de gobierno de progreso, abierto, plural, participativo, consensuador y de lo más chiripitiflautico, que saque a este pueblo adelante y arregle los estropicios populares. Y ahí anda, reuniéndose un día sí y otro también con los demás partidos para ver cómo se las arreglan para componer un pacto consistente, aunque necesiten litros de loctite. En Compromís, que regresa al Ayuntamiento por la puerta grande de la mano de Mireia Mollà, están aún pellizcándose y venga repasar los datos oficiales para asegurarse de que es verdad que tienen cuatro ediles. Ellos también se reúnen con todos (menos el PP, por supuesto). Son los aliados naturales e históricos del PSOE, un matrimonio político que ha vivido épocas buenas, otras no tanto y algunas directamente malas. Ahora, tras una separación de cuatro años, vuelven a ver de vivir juntos. Pero resulta que tienen que compartir la casa con otra gente, a los que no conocen. Pasa como con los pisos de estudiantes, que mientras haya armonía y buen rollo, estupendo; pero como salga algún crápula, la convivencia se puede hacer insostenible. González ha invitado a compartir vivienda y gobierno a Ilicitanos, más que por afinidad política (Martínez ya ha dicho que su única ideología son los ciudadanos, mejor dicho, los ilicitanos) porque necesita sus dos votos para la mayoría absoluta que le permita ser alcalde y gobernar. En esas están, pero Cristina ya ha advertido que tendrán que ganársela con algo más que espejitos y abalorios de colorines. Y que no se piense González que ya es alcalde: de eso nada, monada. También, para que no se sientan desplazados –y porque un voto siempre es un voto– se ha invitado a la rueda el Partido de Elche de JR Pareja, que se inclina por darle un voto de confianza al socialista, como ya hizo con Alonso, que le defraudó amplia y repetidamente, como es sabido. Y a los tres ediles de Ciudadanos, que de momento ya han dejado claro que ni apoyan ni rechazan, ni entran ni salen, ni pasan ni se quedan, y que a lo mejor lo que diga Albert Rivera.
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