Page 310 - La Libreta Gris - La otra crónica de Elche: 2008-2017
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cocacolas y agua sin gas, aunque advirtió, con el fin de que no hubiese malos entendidos, que eso no presuponía nada y que cada uno era libre de votarle o no para alcalde, aunque si lo hacían libremente, se lo agradecería; que los invitaba en señal de buena voluntad y en aras a la tradicional hospitalidad socialista y tal. Vale, dijeron los hambrientos compañeros de mesa, y atacaron con furor el piscolabis. En fin, ambiente de franca camaradería, que tendrá su continuación esta misma mañana dominical, en la que, en lugar de irse a la playa, los comisionado volverán a reunirse para ver de cerrar algo. Que ya toca.
A todo esto, mientras avanza el pacto para gobernar y que González se convierta en el sexto alcalde de la actual etapa democrática, los de Ciudadanos siguen sin querer reuniones multitudinarias. Ellos, a lo suyo, a hacer informes y más informes para enviárselos a Albert Rivera. Son nuevos en esto y es lógico que tomen sus precauciones. Con tan corta trayectoria, se comprende que David Caballero no tenga claro aún a quién apoyar (aunque si sirve de pista, ha dicho que a Alonso no). Así que lo mejor es quedarse al margen por el momento, no sea cosa que los enreden con alguna artimaña a altas horas de la madrugada. Hablan con unos y con otros, siguen sin decir ni que sí ni que no sino tal vez aunque sin embargo, y así quedan bien con todos. Antes del sábado marcarán su postura. Contenemos el aliento.
La otra imagen referencial de la semana la proporcionó ese reencuentro a los pies de Calendura, con besos incluidos, entre Mercedes Alonso y Cristina Martínez, antaño casi familia y ahora en frentes políticos distintos. Una entrevista con más morbo que la cena de los líderes nacionales de PSOE y Podemos, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Se las vio distendidas cuando se saludaron en la puerta del despacho del grupo popular. Dentro, no se sabe, porque la alcaldesa en funciones, fiel al secretismo que han presidido sus contactos con otras fuerzas políticas (bueno, con la otra fuerza con la que se ha reunido hasta ahora, Ciudadanos), no permitió ningún documento gráfico para la historia de ambas sentadas cara a cara en la mesa. Previa y posteriormente, la edil advirtió de que aunque se viera con su antigua jefa y amiga, eso no significaba que iba a apoyarla. Sigue negándose en redondo a llegar a acuerdos con el PP, pero pidió que, como pudo comprobar que los populares también tienen su corazoncito, además de 33.000 votos, había que escucharles. No sé, pero dicen que se la veía a la salida con otra actitud, un poco tipo síndrome de Estocolmo, proclamando que González debería
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