Page 347 - La Libreta Gris - La otra crónica de Elche: 2008-2017
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MIRADAS OBLICUAS
"–Nunca olvido una cara pero en su caso haré una excepción". Groucho Marx (1890-1977), cómico y actor estadounidense.
Estar en el gobierno tiene eso: que gobiernas. Apruebas cosas, las llevas a la práctica y si salen bien mejoras la vida de tus conciudadanos y puedes optar a seguir gobernando; y si no, te arriesgas a que te corran a gorrazos en las próximas elecciones. Eso sería el grupo A, algo así como la Liga BBVA (la Primera División en otro tiempo anterior al patrocinio corporativo). Por el contrario, estar en la oposición tiene lo otro: te puedes oponer cómodamente y sin riesgos a todo o a parte de lo que proponga el gobierno, pero en cambio no tendrás la oportunidad de llevar a la práctica tus promesas electorales (o algo que se le parezca) ni de demostrar a los votantes que eres capaz de gestionar para que en los próximos comicios piensen en ti. Es el grupo B o Liga Adelante (la Segunda de toda la vida). Hay casos en que durante un mandato se produce una transmutación de niveles y alguna formación inicialmente en el nivel A baja al B, y viceversa. El primer caso ya lo hemos vivido con los dos munícipes de Ilicitanos, expulsados por Carlos González, espada flamígera en mano, del gobierno plural y de progreso. Y el segundo, parece que estamos a punto de vivirlo también. Sin embargo, antes de ofrecer la cohabitación a forasteros, los coaligados PSOE y Compromís tienen que superar el efecto traumático de la ruptura de la tríada original. Hecho que, como es sabido, ha creado tensiones y miradas oblicuas entre los dos socios de izquierda. Una decisión del alcalde y del grupo socialista perpetrada con nocturnidad y alevosía que cogió por sorpresa a Mireia Mollà y sus compromisarios. "Perdonar, puede; olvidar, jamás", dijo la portavoz de la formación, Tamara Martínez, en un tono un tanto resentido y no exento de melodrama (tipo Douglas Sirk), rememorando el "forgive but not forget" de Nelson Mandela, entre otros. Pero recientes estudios conductuales realizados sobre la cuestión en la Universidad de St. Andrews, en el Reino Unido (y publicado, además, en una prestigiosa revista científica: no es broma), evidencian con pruebas empíricas que si el perdón verdadero viene acompañado del olvido, ayuda a ser más felices. A una y otra parte. Sea como sea, la situación esta semana
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