Page 345 - La Libreta Gris - La otra crónica de Elche: 2008-2017
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se comportan como si prefirieran quemarse a desvanecerse. Estos cuerpos cósmicos ponen fin a su evolución con una explosión cósmica masiva conocida como supernova. Sin embargo, añaden con agudeza, pocas estrellas se convierten en supernovas: muchas se enfrían y terminan sus días como enanas blancas y, posteriormente, como enanas negras.
Bien, sentados los parámetros científicos del asunto que nos ocupa, veamos qué ha pasado esta densa semana cargada de neutrinos y perturbaciones cósmicas en el núcleo del tripartito. Empezábamos la semana con el tripartito aprobando el presupuesto municipal definitivo de 2016. Sin embargo, aun siendo importante esta cuestión, el meollo de la sesión estuvo en la pregunta que lanzó el popular Vicente Granero pidiendo explicaciones sobre el gasto de la ambulancia municipal de 24-48-72 horas puesta en marcha por la ilicitana Martínez. Sabían ya los del PP, porque se enteran de casi todo, que el presupuesto aprobado para tal servicio no cuadraba, que se había sobrepasado con creces y que el disgusto por este asunto era creciente en el seno del grupo socialista. Así que ellos, hale, a meter el dedo en la llaga. No hubo respuesta por la parte contratante de la primera parte, como es habitual. Al día siguiente, la edil de las Emergencias propias y ajenas cede a la presión de dentro y de fuera, y anuncia mediante una nota de prensa que la ambulancia dejaba de prestar servicio porque su coste era inasumible por las maltrechas arcas públicas y porque se había dado cuenta (por algo trabaja en el Samu) de que dicho cometido era competencia de la Conselleria de Sanidad, que más de una vez se escaqueaba si acudía la ambulancia municipal. Una reculada en toda regla, como ya sucedió con su impulso al servicio de hemodinámica 24 horas en el Hospital del Vinalopó, que no duró ni eso.
Parelamente a este asunto, la pedanía de La Marina se sublevó ante el proyecto de los dos ediles de Ilicitanos de habilitar una zona para perros en la playa de El Pinet, sin consulta vecinal ni explicaciones previas. Una iniciativa que, al igual que sucedió con el tema de la ambulancia, no compartían ni al alcalde ni su grupo. El malestar de Carlos González y sus ediles con Martínez había ido creciendo desde el mismo momento en que se firmó el pacto de gobierno, ocho meses atrás. Pero no solo –que también– por los improperios, chanzas y añagazas, cuando no directamente maledicencias, que la concejal desparramaba por las redes sociales contra sus socios socialistas, sino por su errática, problemática y crispada –por citar solo algunos de los epítetos vertidos por el primer regidor– gestión municipal. Eran constantes las peticiones de auxilio que llegaban a la
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