Page 54 - La Libreta Gris - La otra crónica de Elche: 2008-2017
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de la bondad del proyecto para que lo apoyaran. Y si podía, sacarles dinero también. Con esas declaraciones se garantiza, sin duda, que lo reciban con los brazos abiertos cuando vaya a verles con la maqueta bajo el brazo.
Probablemente se trate de una maniobra defensiva ante un eventual informe negativo de la Dirección General de Patrimonio al Plan Especial del Palmeral. Ya lo advirtió la portavoz popular Mercedes Alonso, que de esto sabe. "No se aprobará. Falta la póliza del Colegio de Huérfanos de Funcionarios Deprimidos y además hay una mancha de aceite del bocadillo en una hoja", vino a decir, más o menos. Y ya se sabe lo puntillosos que son en Valencia con nuestros patrimonios. Llevan tres años sin convocar el Patronato del Palmeral y otros cuatro sin dar un solo euro para contribuir a los gastos de la lucha contra el picudo. No han firmado el convenio con el Ayuntamiento para tal fin, pese a que las Cortes instaron al Consell a hacerlo. No han movido un folio desde que se habló, en 2006, de la necesidad de modificar la Ley de Tutela (de 1986) para aumentar la autonomía municipal. Tienen las palmeras de la Vía Parque más secas y tiesas que la mojama. Pero desde los 190 kilómetros de distancia, y gracias a Google Earth, son los garantes de la integridad y pervivencia del noble e insigne Palmeral de Elche.
Bien, pero no desvariemos y volvamos al meollo de la cuestión: el Mirador y las hostilidades institucionales. Lo malo de todo esto es que podemos acabar perdiendo el norte y que llegue un momento en que no sepamos muy bien (de hecho podríamos estar ya en ese estado de cosas) a qué atenernos. Seremos incapaces de discernir si la Generalitat rechaza el Plan del Palmeral y, de rebote, el Mirador (por ejemplo, añadiendo una cláusula al documento con un post-it del estilo de: "Quedará taxativa e imperativamente prohibida la instalación en algún punto dentro o cercano al palmeral –como el Paseo de la Estación, por ejemplo– de cosas grandes que tengan, por ejemplo, forma circular y lleven cabinas, como una noria o similar"), no sabremos, digo, si lo hace por su acendrado afán de proteger el preciado Patrimonio de la Humanidad o para fastidiar al alcalde socialista. Tampoco tendremos la certeza de si el empecinamiento de Soler estará motivado por su absoluta convicción (que la tiene, se lo aseguro) en las bondades del mirador o por abrir una batalla electoralista con el Gobierno popular regional. Ya está la cosa bastante caldeada con que si mirador sí, mirador no, como para aumentar la tensión. Pero así son los políticos y los caminos que toman son muchas veces inescrutables para el resto de mortales. En cualquier caso, Soler se ganó alguna simpatía más para la
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