Page 71 - La Libreta Gris - La otra crónica de Elche: 2008-2017
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copas de las datileras), mientras el Gran Picudo Rojo sigue pisándole los pies a su peor enemigo.
Otros concejales socialistas sueñan otras cosas, aunque parecidas. Emilio Martínez, responsable de Hacienda, se ve convertido en un tío Gilito con barba, que cuenta y cuenta las monedas que posee en su caja fuerte y observa, con creciente desazón, que cada vez que las recuenta tiene menos. Antonio Amorós se ve sobre un escenario, pedaleando sin parar encima de una bici sin pedales ni cadena que recorre un inexistente carril-bici mientras recita Esperando a Godot y observa correr el tiempo hacia atrás en un reloj que parece resbalarse de una mesa. El responsable de Urbanismo, Alejandro Pérez, trata de construir una y otra vez un edificio con Exin Castillos pero siempre le falta una pieza y acaba derrumbándose. Emilio Domenech se ve ante una ventanilla diminuta pidiendo un puesto de trabajo en el Plan de Empleo Local, mientras una mujer oculta en la sombra (cree distinguir unos rasgos difusos de Mercedes Alonso) le repite como un soniquete: "Lo siento, pero no da el perfil. Lo siento, pero no da el perfil. Lo siento, pero no da el perfil..."). Federico Buyolo sueña que juega con una pelota en un campo de césped artificial enorme y de pronto aparece el alcalde disfrazado de árbitro de 2a B con unas larguísimas tijeras, le pincha el balón, sin motivo aparente, y suelta una gran carcajada. Y mientras todo esto pasa en otras galaxias nocturnas, María Teresa Sempere, Carlos Ávila, Vicenta Pérez, José Miguel Masanet y Àngels Candela duermen a pierna suelta sin que las tijeras perturben sus plácidos sueños, ignorantes de lo que se les viene encima (a algunos). (16/05/10)
EL MIRADOR SE TAMBALEA
A no ser que esta mañana José Luis Rodríguez Zapatero venga a Elche con diez o doce millones de euros bajo el brazo y se los dé a su camarada Alejandro Soler, en agradecimiento por haber mantenido el bastión socialista de Elche durante más de 30 años, el futuro del Mirador del Palmeral está más que comprometido. Ni los más optimistas del PSOE (alguno hay, no crean), ni por supuesto el propio alcalde, confían en tal gesto de magnanimidad. No está precisamente el presidente del Gobierno en el mejor momento para ir repartiendo millones por ahí; más bien para recoger. Y cuando Soler vaya a ver al ministro Pepiño Blanco con la
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