Page 108 - Las Clarisas en Elche
P. 108

Siglo xix
Se le recibió con palio y se cantó un solemnísimo Te Deum, durante cuya cere- monia oró devotamente su majestad.
Subió al camarín de la Virgen, y de allí al terrado de la cúpula.
Quiso ir al convento de monjas, pero no lo hizo por la premura del tiempo. Inmediatamente se dirigió al huerto titulado «Nuevo de la Virgen» en que había
levantado un templete, dirigido por mí José Ma Ruiz y Pérez, compuesto de arcos de palmas, entrelazadas algunas mazorcas de dátiles amarillos y colorados [...]
Destinó y dio su majestad cuatro mil reales al hospital de esta villa: dos mil rea- les para el convento de monjas: mil para el culto de la iglesia: y dos mil reales para el peón Gabriel Clement y Oliver que se fracturó una pierna en la caída que sufrió construyendo el arco de la entrada de la Corredera, o sea en el boquete de la calle Puente Ortices, según consta en una comunicación dirigida por el excelentísimo se- ñor duque de Tetuán, su fecha 16 de marzo de 1871, al señor alcalde de esta villa.213
También conserva el Archivo Municipal de Elche un expediente referido a sor Teresa Domínguez y Oltra, monja clarisa, que en 1891 sufría un trastorno mental, que alteraba la convivencia de la comunidad. El capellán de la mis- ma solicitaba al Ayuntamiento, con el permiso del obispo diocesano, que esta religiosa, que había sido ingresada en el hospital municipal, fuera trasladada al manicomio provincial, dada la gravedad de su estado. Por orden de la Cor- poración fue examinada por dos médicos especialistas, los doctores Santiago Pomares Ibarra y Antonio Miralles Botella, que certificaron el trastorno. La enferma sufría episodios de calma, seguidos de otros de histeria y violencia, en los que agredía al resto de religiosas. Llegó a escaparse del convento a través de la acequia que lo atravesaba y, en el propio hospital, se arrojó por una ventana, aunque sin consecuencias graves:
Los infraescritos, licenciados en medicina y cirujía y titulares de esta ciudad, en cumplimiento de la anterior diligencia del espediente que ese ilustre municipio ins- truye por el hecho de haberse fugado una religiosa del convento de Santa Clara, han reconocido suficientemente en el hospital de caridad de esta población primero y en el domicilio de don Enrique Ceva después, a sor Teresa Domínguez con el objeto de averiguar el estado de sus facultades mentales e informar respecto a este estado en el dicho espediente que se instruye. Por los antecedentes adquiridos no cabe la menor duda que esta religiosa viene padeciendo de enajenación mental hace bas- tante tiempo, y que obligó a la comunidad por prescripción facultativa, a recluirla en una celda donde, convenientemente asistida, fue calmándose poco a poco, hasta el estremo de salir de recreo algunos ratos, encontrándose bastante tranquila, hasta que sorprendida tal vez por alguna alucinación o meditando la salida del convento, se tiró a una acequia y caminando contra la corriente llegó hasta fuera del convento, que es lo que anhelaba. Trasladada interinamente al santo hospital de esta ciudad,
213 AHME, José M. RuIz de lope y péRez, op. cit., f. 381-383v. 106
 

























































































   106   107   108   109   110