Page 262 - Elche en guerra 1936-1939
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Elche, una ciudad en guerra (1936-1939)
también apoyar al máximo el esfuerzo en los frentes de guerra poniendo por delante las necesidades de suministro de los combatientes respecto a la retaguardia, favoreciendo campañas de recogida de víveres, intentando que las familias no pudieran reclamar la vuelta de combatientes o haciendo ver que llegaban refugiados jóvenes que debían estar en los frentes de combate y no en la retaguardia.
Respecto al tema más importante de la retaguardia, la provisión de víveres, el PCE, como el resto de fuerzas políticas representadas en el Ayuntamiento, no hizo sino quejarse habitualmente de la falta de control de los precios por lo que pidió en varias ocasiones que se hicieran públicos y que, incluso, se conocieran a través de Radio Elche. Se quejó de los robos habituales en el campo, del descontento de los campesinos por la mala distribución, de los contrastes respecto a la por lo visto mayor abundancia de productos en Alicante capital pero en ningún momento supo plantear alternativas más allá de exigir castigos severos a través de los Tribunales de Subsistencia con denuncias concretas de acaparadores o de alcaldes pedáneos que no se mostraran especialmente beligerantes frente a estos problemas.
Hubo también lamentos por la persistencia de la mendicidad, de la prostitución o de las deficiencias para dar cobijo digno a los refugiados. Los consejeros comunistas se preocuparon también por la situación del Asilo Municipal y prestaron bastante atención a cuestiones educativas –los problemas de las escuelas “nacionales”– o culturales como el deterioro del yacimiento arqueológico de La Alcudia o el proyecto de puesta en marcha de un Museo Municipal primero en La Calahorra y posteriormente en el antiguo palacio del Duque de Béjar.
El Partido Comunista hizo hincapié permanentemente en la necesidad de construir refugios para la población ante la posibilidad de que se produjeran bombardeos. Luchó por la puesta en marcha del Comité Local de Defensa Pasiva lo que consiguió en diciembre de 1937 y a lo largo de 1938 insistió una y otra vez en los trabajos de construcción de refugios. Pusieron en marcha además los llamados Consejos de Emulación (fomentar las horas extraordinarias en las fábricas), los Domingos Rojos y las Brigadas de Trabajo para los refugios. Es innegable que mantuvieron un espíritu de resistencia por mucho que la guerra estuviera perdiéndose día a día y llama la atención que en febrero de 1939 pidieran permiso municipal para revitalizar su propaganda en carteles y periódicos murales, al igual que habían puesto en funcionamiento su propio sistema de información radiofónica (el Servicio de Información del Partido Comunista) desde junio de 1938.
Llama la atención, por lo demás, el apoyo tanto de los consejeros municipales comunistas con José Ruiz Quirant a la cabeza como del semanario Elche Rojo, a la hora de aceptar una petición de los vecinos de la partida de El Altet para segregarse de Elche e incorporarse a la ciudad de Alicante. Aquí los comunistas se quedaron solos y el Consejo Municipal hizo todo lo que pudo para no dar respuesta concreta a tal petición.