Page 280 - Elche en guerra 1936-1939
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Elche, una ciudad en guerra (1936-1939)
entrada en Madrid del afeminado Francos y sus satélites. ¡A la picota los comerciantes desaprensivos y los traidores!”.107
Es habitual también la campaña para hacer cumplir los precios tasados de los productos agrícolas para impedir carestías evitables, frente a un mercado negro creciente y, conforme la guerra se alargó, una economía de trueque en la que los habitantes de la ciudad intercambiaban ropas o cualquier objeto apetecible por productos del campo. Desde el semanario se hace referencia también al contraste que ofrecían los productos agrarios tasados frente a los productos industriales que podían venderse sin limitación alguna. El contrabando era, pues, lo más habitual: cualquier campesino prefería vender sus productos bajo mano que cumplir las normas legales y salir perdiendo (dicha enseñanza les valdría también en los largos años de la posguerra en los que se seguiría haciendo lo mismo).
Algunas referencias a la industria las encontramos en las descripciones de las cuatro fábricas de guerra con las que contó la ciudad. Se habla de jornadas de trabajo de 13 y de 18 horas, del trabajo de las mujeres –se menciona una de las fábricas dedicada a la fabricación de vainas y cápsulas de balas con 50 mujeres-, trabajo que, según el semanario, venía a ser relacionado por un 50% de mujeres, mientras que el otro 50% eran los llamados “insustituibles”. Igualmente, Elche Rojo insistió hasta
280 la saciedad en la necesidad de construir refugios, la llamada entonces “Defensa Pasiva”, y recomendaba el esfuerzo por parte de los trabajadores en paro, los que tuvieran pocas horas de jornada, dedicándose para ello los domingos.
Otra de las luchas constantes del semanario fue la persecución de la llamada “quinta columna”, es decir, los enemigos agazapados que utilizaban la especulación y el bulo para sembrar la desmoralización en la retaguardia. Se censura la postura de los “neutros”, de los “estrategas de café” y, al menos en una ocasión, se cita el ejemplo de Alicante a la hora de depurar al enemigo. Se pide la cárcel o el piquete de ejecución e incluso la formación de comités de vecinos para investigar cada uno de los barrios. Una, pues, vocación policial que no se encuentra en otros medios de comunicación locales:
“Los enemigos del pueblo, son los fascistas, los trotskistas, y los ‘incontrola- bles’, ahora bien, todos los que no colaboran lealmente a la causa, los que se apro- vechan de las circunstancias, para sembrar el odio entre las sindicales y los partidos
107 Elche Rojo, 13 de noviembre de 1937, n. 31. “Llevad cuidado, comerciantes”, por J. P. Kleukens.