Page 393 - Elche en guerra 1936-1939
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Los discursos políticos
ninguno- y al PCE con alusiones encubiertas por un proselitismo que se considera desleal y que no sirve sino para encuadrar más a advenedizos que a sinceros antifascistas.
4. La conexión de la Agrupación Socialista es muy limitada respecto a Alicante y no existe para nada lo que hoy conocemos como socialismo valenciano. En este sentido, el referente fundamental es Rodolfo Llopis, un hombre muy cercano a Largo Caballero. Llopis resolverá algunos de los debates más importantes como el de la posible unión con los comunistas: en todo caso, cuando la guerra terminara y habría que estudiarlo entonces.
5. Respecto a la cuestión de la mujer en la guerra, en los inicios de la misma se realza la contribución de las milicianas locales –Clara Rodríguez, Francisca Vázquez e Isabel Sabuco–, pero se impone la idea de que los hombres deben estar en los frentes y las mujeres en la retaguardia. El Grupo Femenino Socialista no se concedió la más mínima autonomía respecto a la Agrupación Socialista y, por tanto, la contribución política de las mujeres al menos desde el punto de vista teórico fue bien escasa.
6. Los temas son, pues, monográficos y el más importante es el homenaje a los combatientes, especialmente a los voluntarios enrolados al Batallón Elche. Por cierto, algo que llama la atención en el semanario son los anuncios publicitarios, poco adecuados para crear un ambiente de guerra en la retaguardia: sastres para vestir elegantemente, bares y más bares, etc.
7. En relación con la represión en la retaguardia, debe tenerse en cuenta que cuando se produce en la ciudad –entre agosto y noviembre de 1936–, el único semanario que sale a la calle en Elche es El Obrero. El semanario no da cuenta en ningún momento de los paseos que se están produciendo en la ciudad, al igual que ocurre con el resto de publicaciones de la provincia de Alicante y, con bastante probabilidad, por orden expresa del gobernador civil Francisco Valdés Casas que intentó, de esa manera, reducir el efecto contagio. De la misma manera, cuando el Tribunal Popular de Alicante condenó a muerte a 17 ilicitanos, el periódico se limitó a reproducir los nombres y las condenas impuestas sin el más mínimo comentario. Como ya hemos indicado, el semanario sí recrimina a Indalecio Prieto su llamamiento a la piedad y a evitar el comportamiento brutal al adversario. Lo que sí hace El Obrero, como también es lo habitual en la prensa del territorio leal a la República es magnificar la represión de los rebeldes con sueltos del tipo “los seminaristas ordenan los crímenes” o la historia del ex sacerdote ilicitano, padre de familia y militante socialista, “quemado vivo” en Melilla.
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