Page 22 - Riegos El Progreso
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Se contrató a un nuevo cobrador, Juan García Maciá que sustituía a Jaime Águeda Torregrosa en el cobro de los recibos del radio de la población y seguía en La Marina Teodoro Linares Blasco, cobradores que obtenían el 0,% del dinero recaudado. El año terminó con un balance de mayores ingresos –por las obligaciones–, con más de .000 pesetas de ingresos y un superávit de . pesetas.
Y al cuarto año, 909, las obras del primer proyecto terminaron, con lo que, a finales de año, la Sociedad estaba preparada para vender agua de riego. En la primera reunión del año de la Junta Directiva se planteó el problema de cómo pagar las casi 0.000 pesetas del contrato con la Sociedad Anglo Española. El que menos claro lo tuvo fue el tesorero y depositario Antonio Sempere pero con su voto en contra, la Junta Directiva aceptó cerrar el contrato con dicha sociedad a base de un primer pago de tres letras mensuales por valor de . pesetas y, posteriormente, con letras mensuales de 1.000 pesetas. El contrato se firmó el 6 de enero de 1909 y el pago de la maquinaria será un asunto recurrente en los años siguientes, complicado además por la quiebra de la Anglo-Española. En junio, la Junta manifestaba su preocupación por el retraso en la llegada de las máquinas en la medida en que se había comprometido a proporcionar riego a finales del mes de agosto. Debió llegar hacia finales de julio porque a principios de agosto se reclamó parte de ella.
El motor de gas era de la casa inglesa Crossley y consistía en un motor Z número . que zarpó del puerto de Liverpool rumbo a Alicante a bordo del vapor Paulina el de julio de 909. El motor eléctrico consistió en un “grupo de electromotor bomba Sultzer”. Poco después llegaría el motor de gasógeno, también de la marca Crossley, un aparato con dos tolvas de carga y se adquirió también un transformador, un bombillo de gasolina starter y otros accesorios.
El primer proyecto, por tanto, quedaba terminado en el último trimestre de 909 y se llevaron a cabo nuevas obras. Manuel Bañuls terminaba en marzo las obras de la elevación de Ortices –más de 8.000 pesetas fue el pago final– y se subastaba en mayo el edificio para la máquina –cerca de 9.000 pesetas– y se continuaba ampliando unos ocho kilómetros más la acequia (por ejemplo, en el llamado Canal de Vidal, por valor de unas 6.000 pesetas). Se subastaban igualmente las obras de La Costera y las del denominado Complemento de Galvañ. Carlos Valero Mira, Jaime Gomis, Pascual Parreño, José Penalva, Teodoro Linares Blasco y Manuel Bañuls eran los constructores encargados de todas ellas, siempre bajo la dirección técnica de Ernesto Martínez Riviere. Sabemos también que se utilizó cemento armado procedente de una empresa ilicitana denominada Agulló, Antón y Compañía. Algunos socios solicitaban permiso para la construcción de nuevos partidores y se solucionaba también la adquisición de la antracita –de la casa Larrumbide– necesaria para la máquina, a razón de pesetas la tonelada. Todo ello permitió que el 9 de enero de 90 se pudiera ofrecer agua por primera vez.