Page 22 - La revista musical y las variedades en Elche
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Primeros pasos
El origen más remoto de la revista, en el sentido de “pasar revista”, ha de buscarse en piezas que se estrenaron en España a partir de 1865, derivadas de las homónimas francesas como 1841-1941, de los hermanos Cognard en el París de 1841 (Cadenas: 1945)1 y en las llamadas “revistas del año” (Huertas: 1993).
En la obra titulada 1864-1865, musicada por Cristóbal Oudrid, su autor Gutiérrez de Alba pasaba revista a los acontecimientos más relevantes del año, en Madrid, encarnados en esculturales señoritas a la par que algún cómico ani- maba con chistes.
Se trataba de un espectáculo musical con cuadros independientes, sin hila- zón argumental, que utilizando personajes alegóricos mostraba los hechos más relevantes acontecidos durante ese año.
Dado el éxito, los autores repetirán este planteamiento en las obras 1866 y 1867, con la participación en la música de Luís Vicente de Arche, y La revista de un muerto (Juicio del año 1865), apropósito fantástico en tres cuadros y en verso, texto de Gutiérrez de Alba y música de Barbieri y Rogel. Aunque se trata de una coincidencia y no de un acontecimiento previo y de influencia, Gutiérrez de Alba inaugura un estilo similar al de la revista europea y norteamericana (Sánchez Álvarez-Insúa: 2005).
En 1866 aparecen los Bufos de Madrid representando operetas, importadas de París al estilo de Offenbach, con un sello particular entre lo grotesco y la parodia. Al libreto del disparate cómico El joven Telémaco (1866), con letra de Eusebio Blasco y música de José Rogel alicantino natural de Orihuela, Francis-
José Juan Cadenas (1945), aporta que la revista nació como género teatral en París, el mes de diciembre de 1841, con la puesta en escena de una comedia musical titulada 1881-1941, original de los hermanos Cognard, que se estrenó en el Teatro de la Porte de Saint-Martín y fue la primera en ofrecer al público una gran presentación con espectaculares decorados y lujoso vestuario. En el argumento un tipo sencillo e ingenuo, el señor Binedón, queda bo- quiabierto cuando llega a París desde provincias donde son inconcebibles tantos adelantos, monumentos y maravillas. Asombrado piensa cómo serán las cosas allí, pasados cien años, y tiene la suerte de encontrar a la Verdad. Personaje que atravesando el túnel del tiempo, le muestra el París más maravilloso aún, un siglo después en 1941, con mujeres emancipadas y completamente independientes, que se insinúan a los hombres.
Para Cadenas, 1841-1941, podría ser la primera revista por dar repaso a unos aconteci- mientos imaginativos y visionarios en este caso. Las revistas pusieron música a los hechos populares más importantes del año y perdieron poco a poco su origen de crónica ciudadana, en la que se ridiculizaba a veces despiadadamente a políticos y personajes representativos del año, para convertirse en un vistoso espectáculo cómico-musical.
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