Page 43 - La revista musical y las variedades en Elche
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El 4 de junio de 1932 la “supervedette” Blanquita Suárez, primerísima es- trella del Teatro Ruzafa de Valencia, trajo a Alicante la revista más famosa de la preguerra, Las Leandras, que se mantuvo quince días consecutivos en pro- grama.14
Los días 28 a 30 de diciembre de 1932, Sara Fenor vino con la revista La Pipa de Oro (1932), en la que cantaba “los deliciosos versos” de Las del higo, estrenada el 3 de junio de 1896 en el teatro Príncipe Alfonso, de Madrid.
Una de las obras más aplaudidas durante estos años fue la titulada ¡Gol! (1933), con Margarita Carvajal junto a los cómicos Alady y Lepe. En esta re- vista, por cada gol que los espectadores lograban meterle a la vedette, ella les correspondía con un beso.15
Celia Gámez actúa por primera vez en Alicante el 11 de octubre de 1933, para estrenar Las de Villadiego (1933), pasatiempo cómico-lírico en dos actos de E. González el Castillo y J. Muñoz Román, música del maestro F. Alonso.
El sábado día 9 y el domingo 10 de febrero de 1935 actuaba Amalia de Isau- ra, genial creadora de las más graciosísimas maquietas y animadora sin rival, con la eximia artista Raquel Meller.
Blanquita Suárez, desde sus catorce años interpretó género chico y opereta. Hacia 1918 decidió debutar como estrella de variedades y trabajó hasta 1960 en la programación de la posguerra, retirándose una vez rebasada la sesentena. Murió en mayo de 1983, habiendo participado en una quincena de películas entre las que se encuentra La Violetera (1958). Un cuadro de Picasso, no fechado ni firmado (Barcelona, 1917), representa a Blanquita Suárez que ese año actuó en el teatro Tívoli: el artista sitúa al personaje en el epicentro del espectáculo, el escenario, que estructura a base de planos geométricos; es un óleo cubista, con referencias a la Carmen de Bizet, pintado sobre tela, de 73.3 x 47 cm., donación del pintor a su museo de Barcelona en 1970.
Margarita Carvajal, mexicana de exuberante hermosura; fue mujer arquetipo de una época en la que aparece desnuda de mil maneras distintas, y en La de los ojos en blanco cantaba: Los ojos en blanco habréis de poner/ porque una vez puestos/ los ojos en blanco/ ya no hay más que hacer”.
En ¡Gol!, la Carvajal lucía un lujoso vestuario de la casa Cornejo, atenida a figurines de Álvaro Retana, quien cuenta que, “sorprendida por el Glorioso Alzamiento Nacional, en- contróse con que en el coliseo donde actuaba, la Junta de Espectáculos dispuso que todos los elementos allí figurantes percibiesen el mismo sueldo. -¡Pues qué bien!- exclamó Margarita muy frívola y muy mona-. Trabajaré una semana como vedette y a la siguiente me encargaré del servicio de lavabos y guardarropa y la compañera ocupada de este menester, que des- empeñaré tan eficientemente como ella, sea quien suba al escenario a sustituirme”. Y vistas como pintaban las cosas, se reintegró a México.
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