Page 225 - La Libreta Gris - La otra crónica de Elche: 2008-2017
P. 225

de la dichosa banderita del Paseo de la Estación le había descuadrado el capítulo de gastos propios e impropios –"La próxima vez haremos una colecta empresarial de obligado cumplimiento, como con el cartel del aeropuerto. ¡Por Elche y por España!", pensó, en su soliloquio–. La cuestión es que esta distracción le llevó a confundir las dosis de pagos comprometidos, refinanciación, saldo deudor y remanente de caja, mezcla a la que, en su ensimismamiento, añadió al alambique de forma distraída una pizca excesiva de facturas de los cajones. Empezó a remover con el cucharón mientras el mechero bunsen hacía subir la temperatura del engrudo. De pronto, aquel mejunje amorfo y ¡fluorescente! comenzó a expandirse, salió despedido por el cuello del recipiente, rebotó varias veces en las paredes de la lúgubre estancia, le dio a Latour en el cogote, a modo de bescollà, se llevó por delante varios tubos de ensayo y la calculadora científica, hasta caer sobre la mesa en la que el concejal tenía una buena pila de papeles. Tras engullirlos febrilmente, la masa soltó un sonoro eructo y, ante los sorprendidos ojos del munícipe, aquel engendro diabólico adquirió facciones antropofomorfas y exclamó con voz cavernosa: "Soy el Presupuesto Municipal de 2011. Y soy hijo ilegítimo". Así, igual que el científico estadounidense James Wright, que estaba trabajando en los años 40 en una goma artificial que ayudase a ganar la guerra y descubrió por casualidad el blandiblub, Latour había devuelto a la vida a una criatura del más allá (más allá de dos años, por lo menos) que retrotraía a los más oscuros tiempos del despilfarro socialista–compromisario. Inmediatamente sacó a su contrahecha criatura a la luz pública y la exhibió en plena Plaça de Baix, para escarnio de los anteriores gestores, y en especial de su padre putativo, el entonces responsable de las cuentas, Emilio Martínez. Por si no tenía suficiente con su imputación en el caso Urbielx (por supuestos lucro anómalo de la familia del exalcalde Diego Maciá por presunta información privilegiada en unos terrenos frente a El Corte Inglés) ahora ese ente monstruoso volvía para atormentarle. "¡No tengo nada que ver, no es mía; es una criatura de Latour. ¡Lo juro!", exclamaba una y otra vez, mientras ponía por testigo al Síndic de Comptes, al Síndic de Greuges y hasta al Defensor del Pueblo Europeo, ante la masa ciudadana que se iba congregando en el lugar. "¡No os dejéis embaucar por sus cantos de sirena! ¡Es obra suya y de sus compinches de gobierno!", replicaba el edil popular mientras tensaba la cadena con la que sujetaba a su criatura, que cada vez parecía más nerviosa. Lanzaba gruñidos a cada cual más potente que asombraban y asustaban a la vez al público.
225

































































































   223   224   225   226   227