Page 227 - La Libreta Gris - La otra crónica de Elche: 2008-2017
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lanzarse a la pista a demostrar sus cualidades de danzarines y su buena sintonía en lo personal y lo político (el marido de la primera dama no se encontraba en el lugar, pero me consta que no es celoso y entiende estas obligaciones del cargo). Era el broche a la semana de San Valentín, que paradójicamente ha estado marcada no por el amor, sino por el desamor, y del más amargo. Porque precisamente el mismo día que los amantes de la astrología celebraban que Mercurio volvía a entrar en el territorio astral de Acuario, el exalcalde socialista Alejandro Soler visitaba la Comisaría de Policía en calidad de detenido, a resultas de una denuncia presentada contra él por su ex esposa por malos tratos. Al día siguiente se las veía con la juez de violencia de género y tras proclamar su inocencia –sin efecto alguno– quedaba emplazado al juicio penal que se celebrará el día 26 y con una petición sobre su cabeza de más de tres años de cárcel. Son coincidencias, la astral y la terrenal, de fenómenos aparentemente sin relación pero que para algunos explican el devenir de las personas y sus circunstancias. Veremos en qué queda lo de Mercurio entrando en Acuario pero lo del exalcalde no pinta nada bien. Soler asegura que es una denuncia falsa y que en el juicio lo demostrará. Quedamos a la espera de acontecimientos. Pero, mientras, ya hay consecuencias políticas para el denunciado y aunque reciba apoyos de su partido, es indudable que una acusación de este tipo, que genera tanta sensibilidad social, es difícil de conllevar con la actividad habitual en el Ayuntamiento y la Diputación. En este país se tolera –e incluso se aplaude por parte de algunos– que elementos o individuos (o ambas cosas a la vez) que supuestamente han llenado sus bolsillos y los de sus amiguetes, familiares y compinches de diverso pelaje y condición con dinero público, sigan tan campantes en sus cargos y escaños, representando a los votantes a los que presuntamente han robado y estafado. Pero cuando lo que se tiene enfrente es una denuncia por maltrato la tolerancia social y del entorno del acusado se reduce drásticamente hasta desembocar casi irremediablemente en la dimisión. Esto no es el caso Facturas, del que Soler ha salido hasta el momento –aún hay un recurso pendiente por los juzgados– judicialmente airoso (eso sí, con un fuerte desgaste personal y político), sino algo más complicado, impredecible y difícil de manejar.
Soler ha optado por una fórmula pactada con las cúpulas socialistas de Madrid –Elena Valenciano– y Valencia –Ximo Puig–, consistente en autoimponerse una suspensión de militancia en el PSOE y de sus cargos orgánicos e institucionales hasta que se celebre el juicio y se conozca la decisión del tribunal. Esta curiosa fórmula, a medio camino entre seguir
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