Page 379 - La Libreta Gris - La otra crónica de Elche: 2008-2017
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Reyes (con el ruego de que se la pasen a Rajoy durante un despacho ordinario en La Zarzuela), para recordarle lo que sigue pendiente de materializarse en nuestro municipio y que debe acelerar ipso facto. Ahí ha metido, por ejemplo, el AVE y su estación de pinypon en Matola. Sí, esa estupenda terminal que su antecesor socialista Alejandro Soler presentó con fanfarria tipo 20th Century Fox anunciando que sería algo chiripitifláutico, tras presentar como un gran logro de sus habilidades políticas que la fachada miraría hacia Elche, cuando la habían puesto enfocada hacia Crevillent. Incluso se anunció que tendría (sic) "un gran vestíbulo de 1.000 metros cuadrados, con espacio para locales comerciales y dos andenes de viajeros de 400 metros de largo y un aparcamiento en el exterior para 550 plazas" (ampliable a mil o dos mil, lo que hiciera falta). Ahora, el apeadero rural ni se sabe hacia dónde mira, entre otras cosas porque Adif no deja a nadie que se acerque.
Y si lo de la estación está así, lo del tren todavía está peor. Cuando la ministra de Fomento, Ana Pastor, inauguró en la recta final del mandato de Mercedes Alonso la primera fase de la interminable Ronda Sur, la actual presidenta del Congreso se puso a silbar cuando se le preguntó para cuándo el AVE. "Todo llegará, todo. No hay que ser impacientes, que trae mala suerte", vino a decir con su habitual simpatía y retranca gallega (la ministra, no la alcaldesa). Pero el alcalde, por si acaso, lo pone en su carta. Le pide también al nuevo gobierno que mejore la obsoleta red de cercanías de Renfe (fuente directa de inspiración de El Consorcio para su himno festivo- ferroviario El chacachá del tren). Y que la conecte, además, con el quinto aeropuerto de España y con la futura estación del AVE, de los que pasa a unos cientos de metros pero sin relacionarse ni dirigirse la palabra. Algún día se estudiará en alguna facultad, cátedra o incluso en un máster, el sinsentido del trazado de la alta velocidad en la provincia: un ramal que acaba en Alicante (como debe ser, porque todo acaba en Alicante) pero no sigue hacia el sur, conectando con el aeródromo y el casco urbano de Elche, como sería de esperar; otro que va de Madrid hasta Murcia pero sin pasar por Alicante y con la parada de Elche en Matola, a ocho kilómetros del casco urbano, y encima, también sin conexión alguna con la red de cercanías. ¡Qué digo en alguna facultad! Este desaguisado debería estudiarse directamente en el MIT o en Harvard. Todo este despropósito perpetrado, alentado y consentido, según etapas, tanto por gobiernos de PP como de PSOE, se completará –ojalá no sea así, pero los augurios no son nada halagüeños– con la amenaza de la supresión de la actual red ordinaria
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