Page 377 - La Libreta Gris - La otra crónica de Elche: 2008-2017
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consejos municipales y el entramado ciudadano. Todos expusieron sus peticiones al equipo de gobierno, cuyos integrantes siguieron con sumo interés las intervenciones, tomando notas sin parar como si fueran a presentarse a algún examen. El alcalde incluso tomaba fotos con su móvil, para inmortalizar el día en que la democracia real, participativa y transparente entró de nuevo en la casa del pueblo.
Por el atril de oradores fueron pasando los portavoces de los respectivos colectivos, reclamando desde prosaicos arreglos de aceras, mejoras del transporte y la limpieza o más atención a las pedanías, hasta objetivos de más enjundia y más difícil implementación, como que la mujer participe en las representaciones del Misteri o el regreso de la Dama. En fin, casi nada nuevo, pero que puesto todo así, en fila de a uno, evidenciaba que todavía quedan muchas reivindicaciones ciudadanas por atender. Independientemente de la respuesta de las respectivas concejalías a estas demandas, el hecho más destacable es que se recuperaba una tradición interrumpida durante el "cuatrienio negro" (alcalde dixit) popular.
Y es que no tienen estos debates mucho predicamento entre las filas populares. Así lo evidenció el edil Luis Ángel Mateo a través de su perfil en Facebook, el mismo que utilizó para anunciar su dimisión cuando era concejal de Empresa, aunque luego, donde dijo dimisión, dijera "yo sigo" y tan pancho. Ni corto ni perezoso, alertó a los cuatro vientos del ciberespacio de que todo aquello del debate era puro teatro y que iban los intervinientes con la chuleta que les habían pasado los del equipo de gobierno. "¡Comienza la función!", anunció. Y claro, armó una buena. Mireia Mollà le exigió explicaciones y una retractación pública y notoria, mientras compañeros de bancada del popular se desmarcaban del comentario ante miembros del equipo de gobierno. Carlos González le tiró también de las orejas vía red social y al día siguiente le reprendía de viva voz. Ante tal cúmulo de críticas, Mateo pensó en dimitir de nuevo, pero como la cosa se calmó, siguió a lo suyo. La ilicitana Cristina Martínez no apareció en la primera sesión, porque tenía trabajo (el otro), y aunque asistió el segundo día, siguió muda (lo habitual).
El alcalde abrió el turno de intervenciones de la segunda sesión, y por aquello de que la mejor defensa es un buen ataque, se despachó a gusto. Como apenas suele hablar en los plenos, todo lo más para lanzar expresiones del tipo de "vaya usted acabando" o "le llamo al orden por tercera y última vez", González se explayó de lo lindo. No solo al principio, sino también al final. En total consumió una hora de las cuatro que duró la
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