Page 149 - Las Clarisas en Elche
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Apéndice documentAl
2. Biblioteca de la Universidad de Sevilla. Fondo antiguo (Sig. A 182/041), Melchor de Huélamo, «Capítulo diez y seys, y segundo de la quarta hie- rarchía, en el qual se trata de una sancta religiosa, cuyo nombre es Ángela Martínez de Miedes, en el convento de Sancta Clara de Elche, en el Reyno de Valenzia», Hystoria de las personas illustres y notables en santidad, de la sancta provincia de Carthagena de la orden de nuestro seráphico padre San Francisco, que hasta ahora no están puestas en escriptura alguna. Desde el año de mil y quinientos, hasta el presente de seyscientos y diez y siete, Cuen- ca, Imp. Domingo de la Iglesia, 1617, p. 111v-114.
§ I. Por aver sido todo un obispado el de Carthagena, y el de Origüela, y ser nuestra provincia deste título, le cupieron en suerte tres conventos en el Reyno de Valencia, que son San Francisco en Origüela convento recolecto, y Sancta Clara en la mesma ciudad, y Sancta Clara en Elche, y como se dividieron los obispados en tiempo del rey don Philippo II, nuestro Señor, quedaron aquellos conventos por de nuestra provincia aunque de otro Reyno. En el convento de Sancta Clara de Elche, cuyo título y vocación vulgar es la Encarnación del obispado de Ori- güela, vivió vida muy sancta y exemplar una religiosa llamada Ángela Martínez de Miedes: Cuya vida era angélica, conformándose con el nombre, que por suerte muy buena suya le avía cabido. Fue de muy grande abstinencia, porque nunca comió carne: contentándose con los pedacillos de pan que a las demás religiosas sobravan. Y la ración que el convento le dava la guardava para darla al primero pobre que al torno llegasse. Su vestido era pobre y roto. Su calçado los çapatos, o alpargates que las otras desechaban, su cama pobre, y de poco abrigo. De poco sueño, y de mucha oración. Traxo perpetuamente çiliçio. Era muy humilde y obe- diente. No solo a los mandamientos de sus prelados, más aún a lo que entendía ser de su voluntad, aunque no lo huviessen explicado con palabras. Dezíanse los maytines en su tiempo a media noche: A los quales se levantava con mucha ale- gría: Y después de dichos se quedava en el choro orando hasta el día. Tenía muy particular devoción con una imagen de un sancto Crucifixo que está en el choro a quien hazía oración con mucha ternura, y se cree averle hablado muchas vezes. Como a nuestro padre San Francisco el suyo, y al angélico doctor de la Iglesia Sancto Thomás de Aquino el suyo. Y particularmente una: Y fue que estando una noche haziendo oración preguntóle en ella con muy grandes, y instantes desseos le revelasse qual exercicio espiritual era mas apaçible? Y le respondió que la me- ditación de sus llagas. Esto refirió la mesma monja disfraçándolo con que le avia acontencido a cierta religiosa. Debaxo del altar donde está esta sagrada imagen, tenía en cierta parte escondida una piedra, con la qual quando se quedava sola se hería el pecho, como otro divino Hierónymo.
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