Page 153 - Las Clarisas en Elche
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Apéndice documentAl
3. BPEALO. Josef montesinos, «Fundación y armas del exemplar com- bento de la Encarnación de religiosas franciscas observantes de la regla de Santa Clara», Compendio histórico oriolano, vol. xi, 1795, p. 421-434 (microfilm).
La venerable madre sor doña Magdalena López y Maldonado
[Dibujo de la religiosa sobre escudo]
La venerable y extática madre sor doña Magdalena Antonia López y Mal- donado, célebre heroyna por sus virtudes, y por su esclarecida sangre, nació de nobles padres, que lo fueron don Evaristo López, y doña Paula Maldonado de Robles, en la coronada Villa y Corte de Madrid, trono de los sereníssimos señores reyes de España; desde niña dio claros, y nada equívocos señales de su venidera santidad, y de sus extraordinarias penitencias. No conoció los juegos pueriles, pues sus comunes entretenimientos eran formar altares, re- zar oraciones y dar limosnas. Siendo muy hermosa, y de gentil cuerpo, pero más hermosa en el alma, ofreciéronla sus padres por esposa a un noble, y rico caballero, mas ella despreciando con ánimo generoso las grandezas, y placeres del siglo, y resistiendo con valentía las violencias que le hicieron, vistió el ábito del seráfico llagado San Francisco en el venerable combento de Santa Clara de Madrid; y siendo su virtud tan grande y eminente, pasó en el año de 1517 con dos compañeras suyas a la fundación de este combento de la Encarnación de la villa de Elche. Se exercitó todo el tiempo de su vida en toda especie de virtud christiana, pero con especialidad en la humildad, y en la paciencia. Para caminar más veloz acia su amado Jesús, llevaba en los sapatos agudas puntas de hierro, y para bolar más libremente a su casto seno, ceñía con duras cadenas su inocente cuerpo. Fueron muchos los favores que le dispensó su divino esposo, mudóle el corazón, imprimióle sus llagas, y dió- le a gustar su preciossísima sangre. Por espacio de muchos años, arrebatada en altíssima contemplación, sentía los jueves, y los viernes en su cuerpo ma- ravillosamente cada una de las penas que Jesús passó en su Passión semejante a los ángeles, a quienes imitó en la pureza, grata a la Virgen Madre, de quien fue en estremo devotíssima, y amada de Jesús, como fidelíssima esposa, di- ciendo aquellas palabras: In manus tuas, Domine, commendo spiritum meum, le entregó su pura, e inocente alma a la misma hora que había dicho a su padre director fray Francisco Días, en el año de 1538, día 19 de octubre, entre sua- ves deliquios de amor, bañada en lágrimas, y abrazada con la preciosa imagen de Jesús Chrusificado.
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