Page 82 - Las Clarisas en Elche
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Siglo xix
Efectivamente, aunque, como hemos visto, el edificio conventual de la En- carnación siguió en manos de la comunidad clarisa, sus bienes, tales como fin- cas, casas, censos y cartas de gracia, fueron desamortizados y posteriomente vendidos. Gracias a los estudios realizados hasta la fecha, sabemos que algunas de estas propiedades fueron adquiridas por miembros de la burguesía revolu- cionaria, que acabaron siendo los grandes beneficiarios de todo el proceso des- amortizador. El caso más destacado es, seguramente, el de José Bru y Piqueres, de origen campesino, labrador y comerciante, que fue jefe de la milicia nacio- nal y alcalde constitucional de Elche entre 1838 y 1841, y uno de los impulsores de las incautaciones de bienes religiosos en la ciudad.144
Las investigaciones del doctor Serrano i Jaén nos permiten conocer el al- cance de tales operaciones:
Fou en aquesta etapa [de la desamortización] quan es vengueren a Elx els béns dels mercedaris i clarisses. En total passaren a mans privades civils prop de 300 ha. de terra –prop del 0’2% de l’espai conreable del terme-, a més d’aigua, censos y 14 cases, amb un valor global per remat d’1.018.759 rs. Pertanyien a aquelles comunitats i a les que en qualitat de terratinents, procedents d’Oriola, Alacant i València, posseïen en el terme béns. En conjunt, al terme es vengueren el 26’2% del valor en béns rústics i urbans del total provincial i el 15’54% dels valors dels censos, concretament des de 1842 a 1845, encara que les vendes es perllongaren fins a 1854. Un 70’6% del valor dels béns subhastats provenien de les clarisses i el 25’2% dels mercedaris.145
Como hemos indicado, en el Archivo Histórico Nacional se conservan cua- tro libros de cuentas del convento de la Encarnación, que estaban en activo en el momento de la desamortización, la lectura de los cuales nos permite co- nocer, fundamentalmente, las propiedades e ingresos de la comunidad clarisa, así como los gastos habituales en su vida diaria hasta enero de 1837. A partir de esos momentos la situación varió considerablemente: la comunidad se vio empobrecida notablemente y sus ingresos provenían, además de las limosnas de los devotos, de labores educativas destinadas a niños de corta edad, al menos hasta el último tercio del siglo xIx, tarea a la que se dedicó la comunidad para demostrar su «utilidad pública»:
Se ha visto un oficio de la Junta Diocesana de regulares de Orihuela, de cuatro de los corrientes, con la copia que le acompaña, de la exposición hecha al govier-
144 Vid. Pedro RuIz toRRes, Señores y propietarios. Cambio social en el sur del País Valenciano: 1650-1850, Institució Alfons el Magnànim, Valencia, 1981, p. 353-369. También J. seRRaNo I JaéN, ibidem.
145 J. seRRaNo I JaéN, op. cit., p. 209.
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