Page 44 - Con Olor a Hierro - Charo Martinez
P. 44
Mi padre y el aprendiz se iban con la Derbi el lunes por la mañana y no estaba previsto que volvieran hasta el sábado, pero, a veces, a media semana, nos veíamos llegar a mi padre sólo en la moto, dormía con mi madre esa noche y se iba a la mañana siguiente. Yo nunca entendí como después de las broncas que tenían en las que se decían cosas muy feas y muy duras, eran capaces de dormir juntos.
En mi cabeza se mezclaban ideas bastante confusas respecto al amor y el sexo. Entre lo que oía hablar a las mujeres del callejón sobre sus maridos, los embarazos y sus partos, y lo que yo veía y sobre todo “oía” en mi casa me formé la impresión de que el sexo era, poco más o menos una porquería que se practicaba a oscuras y a escondidas y que, sobre todo, era un pecado grandísimo.
43